Delegados en la anterior cumbre sobre contaminación por plásticos, celebrada en Nairobi

La lucha contra la contaminación por plásticos se enfrenta a un nuevo desafío esta semana. Representantes de 175 países se reúnen a partir de este martes en Canadá para discutir y, con suerte, acordar un tratado mundial vinculante para abordar esta crisis ambiental. Sin embargo, la resistencia de la poderosa industria del plástico y del petróleo amenaza la efectividad de estas conversaciones.

Este nuevo intento de acuerdo sigue a una serie de conversaciones infructuosas celebradas en Kenia hace cinco meses. En 2022, los países acordaron concluir el primer tratado mundial de la ONU para enfrentar la problemática de los plásticos antes de finales de este año. Los plásticos se encuentran en todas partes, desde las cumbres de las montañas hasta las profundidades de los océanos, y están presentes incluso en la sangre humana y la leche materna.

La cumbre de Ottawa es la cuarta y penúltima reunión de este tipo, y se espera que siente las bases para una última ronda de negociaciones en Corea del Sur. Allí, los delegados aprobarán un texto definitivo que, en teoría, marcará el final de la contaminación por plásticos.

Pero la realidad es más complicada. La reunión anterior en Nairobi terminó sin acuerdo debido a las diferencias entre los países que buscan acciones más ambiciosas y aquellos que se resisten a poner en peligro la industria del plástico. Entre estos últimos se incluyen varios productores de petróleo.

El ministro canadiense de Medio Ambiente, Steven Guilbeault, reconoció que aún queda mucho trabajo por hacer para llegar a un acuerdo. A pesar de ello, tiene la esperanza de que esta ronda de conversaciones pueda dar lugar a un texto que cuente con el respaldo del 60% al 70% de los delegados.

El problema de la contaminación por plásticos tiene graves implicaciones para los océanos, el clima y la salud humana. Los estudios que detectan nanoplásticos en órganos vitales del cuerpo humano están en aumento.

Los ecologistas piden una reducción del 75% de la producción de plástico para 2040, una propuesta que los países productores de petróleo y la industria del plástico rechazan. Estos últimos defienden que la solución está en el reciclaje.

Neil Nathan, científico de la Universidad de California en Santa Bárbara, advirtió sobre la necesidad de medidas jurídicamente vinculantes y específicas para evitar un acuerdo diluido que no esté a la altura de la crisis. En las últimas dos décadas, la producción anual de plásticos se ha más que duplicado, llegando a los 460 millones de toneladas.

A pesar de la gravedad de la situación, solo el 9% del plástico se recicla. Según la OCDE, su contribución al calentamiento global podría más que duplicarse de aquí a 2060.

Eirik Lindebjerg, de World Wildlife Fund (WWF) Internacional, hizo un llamado a los líderes mundiales para transformar las palabras en acciones. La ONG Ocean Conservancy considera que la cumbre de Ottawa será decisiva para determinar si se puede alcanzar un acuerdo a finales de año.

La Fundación Tara para los Océanos señaló que el borrador del texto ha pasado de 31 a 70 páginas, lo que indica que los principales puntos del tratado aún están por definir. Algunos países, como Francia, piden la creación de grupos de trabajo para abordar las cuestiones pendientes.

Países como los Estados Unidos, el mayor productor de residuos plásticos del mundo, están bajo presión para comprometerse más con la causa. Sin embargo, junto con China, Arabia Saudí y los miembros de la OPEP, se encuentran entre los países que se resisten a considerar una reducción de la producción.

Tanto la industria como los fabricantes insisten en que están aportando soluciones y experiencia a las conversaciones. Sin embargo, también advierten sobre las «consecuencias de gran alcance» que tendría una restricción en la producción de plástico.

La última palabra la tendrán los 65 miembros de una coalición denominada de «gran ambición», presidida por Ruanda y Noruega, que incluye a la mayoría de los países de la Unión Europea.