El pasado 28 de octubre, la Asamblea General de la ONU eligió a Venezuela y Ecuador como nuevos miembros del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra. El Consejo es un órgano intergubernamental del sistema de Naciones Unidas, compuesto por 47 Estados responsables de la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo. Estos dos países latinoamericanos se encuentran entre los 18 que ocuparán las vacantes que se abrieron este año.
Cada región tiene reservado un número específico de plazas en el Consejo. Para la región de Latinoamérica y el Caribe, se disponían de tres lugares para el período 2016-2018. En este caso, la competencia se produjo entre Venezuela, Ecuador, Panamá y Bahamas. Finalmente, las vacantes restantes fueron ocupadas por Argentina y Brasil, quienes culminarán sus mandatos el 31 de diciembre.
La elección de los miembros del Consejo se realiza mediante un voto secreto e individual entre los Estados miembros de la Asamblea General. Sin embargo, esta elección ha generado controversia y críticas por parte de diversas Organizaciones no gubernamentales (Human Rights Foundation, UN Watch, Lantos Foundation), quienes intentaron, sin éxito, disuadir a los Estados miembros de la ONU para que se opusieran a la elección de nueve de los 21 candidatos, entre ellos Venezuela y Ecuador.
La principal razón de esta oposición es que estos países, según las ONG, no cumplen con los requisitos mínimos de respeto y defensa de los derechos humanos. Ambos países han mostrado en reiteradas ocasiones su oposición a las resoluciones de la ONU que condenaron violaciones de derechos humanos en Siria, Irán y Corea del Norte.
En el caso de Venezuela, a pesar de ser considerada una democracia, la corrupción ha infiltrado todas las esferas del Estado y no existen instituciones independientes ni división de poderes. Durante las protestas de febrero de 2014, el gobierno reprimió violentamente a los manifestantes, lo que resultó en la muerte de más de 40 personas, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y torturas. El caso más emblemático es el de Leopoldo López, un opositor venezolano que fue encarcelado.
El chavismo ha hostigado durante años a la prensa independiente, lo que ha llevado a la censura y autocensura, al cierre de medios de comunicación y al procesamiento judicial de periodistas. La justicia es utilizada como mecanismo de intimidación para críticos y opositores.
Por otro lado, la situación en Ecuador es igualmente preocupante. Aunque el país aún no ha alcanzado la degradación de Venezuela, la democracia y sus instituciones son objeto de constante observación. La corrupción también ha llegado a diferentes instancias del gobierno y se ha empleado la fuerza de manera excesiva e injustificada contra manifestantes, críticos y opositores.
El gobierno autoritario del presidente Rafael Correa ha degradado de forma alarmante los derechos y las libertades de los ciudadanos, en especial la libertad de prensa, de expresión y de asociación. No hay poderes independientes, ya que están sometidos a los designios del Ejecutivo.
La elección de estos dos países como miembros del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha sido criticada por varias organizaciones de derechos humanos. Entre los críticos se encuentran José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para las Américas; Thor Halvorssen, presidente de Human Rights Foundation; y, Hillel Neuer, director ejecutivo de UN Watch. Todos ellos han cuestionado la credibilidad del organismo con esta elección.
A pesar de las críticas y la controversia generada, Venezuela y Ecuador asumirán sus roles en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas a partir del 1° de enero de 2016 y estarán a cargo de la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo durante los próximos tres años.