Barraça y tangana de Enrique Ballester.

El fútbol es una pasión que puede llevar a los aficionados a vivir momentos de máxima expectación y nerviosismo. Recorremos un periodo arriesgado para los seguidores, los días que separan los partidos de ida y vuelta de los cuartos de final de la Champions League. Durante este tiempo, cada comentario que se haga sobre figuras del balompié como Ousmane Dembélé, Jude Bellingham, Kylian Mbappé, Aleix Cubarsí, Erling Haaland, Xavi Hernández o Álvaro Morata puede resultar controvertido y, en ocasiones, volver en contra de quien lo formuló.

El fervor por el fútbol puede llevar a los aficionados a realizar análisis precipitados y a tomar partido con una rapidez que puede llegar a ser imprudente. Por ello, en estas fechas, se recomienda practicar el silencio preventivo. La afirmación de que las personas más interesantes son casi siempre las que están calladas cobra en este contexto un sentido especial. A veces, un silencio compartido puede revelar una auténtica conexión espiritual entre los seres humanos.

Estar callado en estos días no solo previene de posibles deslices verbales, sino que también puede ser un buen recurso para no tentar a la suerte. En este periodo crucial de la temporada futbolística, es importante portarse bien. Algunos seguidores, medio en broma medio en serio, sostienen que Don Fútbol, una especie de entidad metafórica que rige los designios del deporte rey, vigila especialmente durante los meses de abril y mayo. Actuar correctamente durante este periodo podría, según esta creencia, resultar en una recompensa en forma de buenos resultados para el equipo del corazón.

En este sentido, algunos seguidores se convierten en auténticos seres de luz durante estas semanas decisivas, esforzándose por ser mejores en todos los aspectos de su vida personal y social. Este comportamiento incluye realizar todas esas pequeñas acciones positivas que, aunque se conoce que deberían hacerse, a menudo se pasan por alto durante el resto del año.

Incluso los detalles más pequeños pueden tener un significado especial en estos días. Por ejemplo, felicitar los cumpleaños, algo que podría parecer un gesto de cortesía básico, puede convertirse en un ritual relacionado con la suerte del equipo. Solo se felicitan los cumpleaños que coinciden con fechas en las que el equipo se está jugando algo importante. Este es el caso de la prima Raquel, la única prima que recibe una felicitación puntual debido a que su cumpleaños cae el 21 de abril, una fecha en la que, por lo general, hay mucho en juego.

Aunque este comportamiento puede parecer caprichoso, tiene su propia lógica interna. La tía Nina, que cumple años en junio, recibe una llamada algunos años y otros no. Todo depende del calendario futbolístico: si hay play-offs, Mundial o Eurocopa, su cumpleaños es recordado; si la temporada ha terminado, se olvida.

No se trata de una cuestión de orgullo, sino de una peculiar forma de manejar la tensión y la expectación que generan estos días decisivos. A fin de cuentas, cada aficionado tiene su propia forma de vivir su pasión por el fútbol. Y en estos días de máxima expectación, todos los rituales y supersticiones son válidos si ayudan a llevar mejor la espera y a mantener viva la ilusión por el deporte rey.