El deshielo del polo norte podría provocar más olas de calor en los verano de Europa

Las repercusiones de los cambios climáticos pueden ser insidiosas y, a menudo, inesperadamente interconectadas. Un ejemplo notable de este fenomeno es el enorme efecto mariposa del clima terrestre, en el que los eventos aislados y distantes pueden tener consecuencias a miles de kilómetros de distancia. Un estudio reciente del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido (NOC) ha expuesto uno de estos efectos en cadena, en el que el deshielo en la región polar del norte está causando un flujo anormal de agua fría en el Atlántico Norte. Esta alteración, a su vez, está generando olas de calor cada vez más severas en Europa.

El estudio, publicado en la revista especializada ‘Weather and Climate Dynamics’ de la Unión Europea de Geociencias, establece una relación directa entre la cantidad de agua del deshielo que se filtra en los océanos del norte y la frecuencia y severidad de las olas de calor en esas latitudes del globo. En términos más simples, existe un vínculo directo entre el deshielo y los extremos de calor en Europa. Este hallazgo podría permitir la predicción de veranos más cálidos y secos con meses o incluso años de anticipación.

La dinámica subyacente a esta relación es bastante compleja. El deshielo de las capas de hielo en el extremo norte del planeta provoca una mayor afluencia de agua fría y dulce en el Atlántico Norte. Esta afluencia tiene varios efectos secundarios, como el cambio en la temperatura del agua, la alteración de las corrientes oceánicas y una disminución en la salinidad del agua. Estos cambios, a su vez, provocan alteraciones en la atmósfera, como la alteración de la temperatura del aire y las dinámicas de evaporación y precipitación. Según los investigadores que lideraron el estudio, una mayor tasa de deshielo crea las condiciones propicias para veranos más extremos en Europa.

Marilena Oltmanns, la investigadora principal detrás del estudio, predice que basándose en la cadena de eventos identificada, las condiciones apuntan a un verano inusualmente cálido y seco en el sur de Europa este año. En función del recorrido del agua dulce en el Atlántico Norte, también se espera un verano cálido y seco en el norte de Europa dentro de los próximos cinco años. Oltmanns también subraya la importancia de incorporar las observaciones oceánicas en los modelos climáticos para capturar mejor todos los factores que influyen en el clima terrestre presente y futuro.

En consonancia con estos hallazgos, la Organización Meteorológica Mundial también sugiere que este 2024 podríamos vivir el enésimo verano más cálido de lo normal. Según un informe publicado en enero, se espera que el patrón climático natural de ‘El Niño’, que está aumentando la temperatura de las aguas del Pacífico tropical, contribuya a elevar aún más los termómetros durante todas las estaciones. En regiones como Europa, este fenómeno podría ser especialmente virulento en verano. Aunque todavía es pronto para afirmarlo con exactitud, todo apunta a que la temperatura seguirá más alta de lo normal durante los próximos meses y se espera un aumento destacado de los termómetros de cara al verano.