El ciclista Tadej Pogacar, temblaba en la cima de Vallter 2.000 en medio del frío, casi como si quisiera recordarnos que, a pesar de su asombroso talento y habilidades sobrehumanas, sigue siendo un mortal. Sin embargo, su contraparte, Mikel Landa, parecía más un ente de otro mundo, ascendiendo sin guantes ni manga larga, desafiando las inclemencias del clima. Y así, a pesar de la lluvia en Catalunya, los ciclistas perseveran, tal como lo hicieron cuando la Vuelta visitó Barcelona.
Las condiciones climáticas fueron particularmente duras en Camprodon, donde el inicio de la segunda etapa de la Volta fue marcado por granizos del tamaño de pelotas de golf que amenazaban con destruir los vehículos. Pero, el clima no detuvo a los ciclistas, quienes calculaban el momento en que Pogacar, el líder fugitivo desde Mataró, realizaría su ataque.
El ataque de Pogacar era esperado incluso por Landa, quien, vistiendo de azul como líder del Soudal en ausencia de Remco Evenepoel, parecía rejuvenecido. Por otro lado, todos sabían que Pogacar iba a atacar a 6.5 kilómetros de la cima para batir el récord de ascensión a Vallter 2.000, y lo hizo con una velocidad impresionante de 22 km/h.
Pogacar no solo atacó, sino que se convirtió en líder y ganó con una diferencia de 1.23 minutos sobre Landa, quien también ascendió felizmente, superando a Aleksandr Vlasov, un corredor ruso que compite sin patria en las carreteras ciclistas.
«Salimos con tiempo de verano, luego llegó la lluvia y puso unas condiciones difíciles para hacer la subida final muy dura», comentó Pogacar al final de la etapa, cansado pero consciente de que ya ha comenzado a ganar la Volta. Este miércoles, Pogacar vuelve a ser el gran favorito para triunfar en la cumbre de Port Ainé.
En su cuarto día de competición, Pogacar ya ha obtenido dos victorias (Strade Bianche y Vallter 2.000), un segundo puesto en Sant Feliu de Guíxols y un tercer lugar en la Milán-San Remo. Su racha de victorias continúa.
Mientras tanto, en el ascenso a Vallter, los espectadores se refugiaron en sus coches para protegerse del frío y la lluvia, pero no dudaron en bajar las ventanas y animar a Pogacar y Landa cuando pasaban. Landa atacó a dos kilómetros de la línea de meta y logró entrar en segundo lugar detrás de Pogacar, una hazaña que se consideraría casi una victoria.
A menos que ocurra una catástrofe, Pogacar probablemente será el ganador de la Volta el próximo domingo. Por otro lado, Landa ha mostrado una notable resiliencia y está de regreso, demostrando que sigue siendo un ciclista apasionado y feliz.