«No hay pruebas contra mí»

El atentado aéreo más mortífero de la historia del narcotráfico: El Cartel de Medellín y Pablo Escobar

El 28 de noviembre de 1989, un titular en ABC conmocionó al mundo: «El Cartel de Medellín se responsabilizó ayer del atentado que costó la vida a las 107 personas que viajaban en el Boeing-727 de Avianca«. La aeronave estalló en el aire solo cinco minutos después de haber despegado del aeropuerto de Bogotá. Este atentado, llevado a cabo por Pablo Escobar, fue el más mortífero en su larga carrera criminal.

Según el comunicado del Cartel, cinco «sapos», apodo dado a los informantes de la policía, viajaban en el avión. Oficiales del Servicio de Inteligencia colombiano indicaron a ABC que si se confirmaba la autenticidad de las llamadas telefónicas, el atentado sería una respuesta del Cartel a una operación que se había llevado a cabo tres días antes en una zona selvática para acorralar a Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, los dos máximos responsables del narcotráfico internacional. Ambos lograron escapar hacia la selva.

El atentado fue un episodio más en la guerra entre el Cartel de Medellín y el grupo de los «Extraditables», liderado por Escobar, contra el Gobierno colombiano.

Los brazos ejecutores

Aunque parece indudable la autoría de Escobar en estos episodios, algunas evidencias recabadas en investigaciones posteriores han sido cuestionadas. Por ejemplo, la identidad de los verdaderos ejecutores del atentado o de las víctimas.

Escobar, que nunca tuvo miedo de reconocer los miles de asesinatos que había cometido u ordenado a lo largo de su vida, nunca admitió la autoría de este atentado. Sin embargo, todas las pruebas apuntan a que fue él.

Entre las pruebas se encuentra la presencia en el avión de Gerardo Arellano, un importante asesor del Ministerio de Justicia colombiano y principal responsable de las extradiciones de los narcotraficantes a Estados Unidos. También se suponía que el candidato presidencial y posterior ganador de las elecciones, César Gaviria, debía ir en el mismo vuelo, aunque cambió de opinión a última hora.

Los restos

Los restos del aparato y los cuerpos de las víctimas quedaron esparcidos en un radio de cinco kilómetros sobre el cerro Canoas, en el municipio de Soacha, al suroccidente de Bogotá. Aquí surgió una de las primeras preguntas que ponían en duda la tesis oficial: la identidad de las víctimas.

La Quica

Dandenis Muñoz Mosquera, alias la Quica, fue condenado a diez cadenas perpetuas en un juicio celebrado en Estados Unidos como responsable de la organización del plan, a pesar de que siempre negó su participación. Por su parte, Carlos Mario Alzate Urquijo, alias Arete, lugarteniente de Escobar, se entregó a la policía colombiana en 1994 y asumió toda la responsabilidad de los hechos.

Popeye

John Jairo Velasquez, alias ‘Popeye’, el sicario más mediático de Pablo Escobar, declaró en un documental que, efectivamente, el encargado de montar la bomba fue Arete. Este se la entregó a Eugenio León García, alias el ‘Taxista’, colaborador del Cartel de Medellín, que contrató a Darío Uzma, otro sicario que se comprometió a ejecutar el plan por un millón de dólares.

«Varios errores»

Después de cientos de entrevistas y de revisar más de 60 mil documentos, los expertos presentaron sus conclusiones en 1997, en un informe de 517 páginas que decían cosas como: «Creemos que [el agente Richard Hahn que investigó el caso del avión de Avianca] cometió varios errores…». Todas las pruebas que aportaba este diario fueron muy criticadas no solo por la aerolínea, sino por los mismos familiares de las víctimas.