Luis Rodríguez Ramos: ¿Nacerá muerta esta amnistía?

El debate sobre la futura ley de amnistía ha tomado un giro intrigante tras el desbloqueo de su tramitación, gracias a una enmienda transaccional. La medida propuesta, que ha causado un gran revuelo, amplía su alcance tanto en el tiempo como en la cantidad de delitos perdonados.

En un intento por abordar delitos cometidos en los últimos doce años, la enmienda propuesta añade a su lista de delitos perdonables el delito de traición. Aunque este movimiento ha sido recibido con críticas, es importante destacar que la ley de amnistía tiene como objetivo proporcionar una especie de perdón legal a aquellos que han infringido la ley.

Esta ley de amnistía, sin embargo, ha sido calificada como ‘trastocada’, ya que parece premiar a los delincuentes que ni siquiera han mostrado arrepentimiento ni un compromiso para no reincidir. En lugar de exigirles primero su rendición y un propósito de enmienda, parece que la legislación está más inclinada a ofrecer una especie de recompensa a aquellos que han violado la ley.

Lo que es aún más alarmante es la omisión de la necesidad de reconocer que no existe la ‘legitimidad’ ‘contra ‘legem’ en un Estado de derecho. La ‘legitimidad’ ‘contra ‘legem’ se refiere a la idea de que una acción puede ser legítima aunque esté en contra de la ley. En un Estado de derecho, esta idea no tiene cabida, ya que todas las acciones deben estar en conformidad con la ley para ser consideradas legítimas.

Un aspecto intrigante de esta ley de amnistía es la inclusión del delito de traición en su lista de delitos perdonables. La traición es un delito grave que amenaza la seguridad y la estabilidad del Estado, por lo que su inclusión en la lista de delitos perdonables ha suscitado críticas y preocupación.

Además, la expansión del ámbito de perdón de la ley de amnistía para abarcar delitos cometidos en los últimos doce años ha sido otra fuente de controversia. Esta ampliación del alcance de la ley de amnistía parece indicar un intento de absolver a un mayor número de delincuentes, lo que ha generado un gran debate.

La tramitación de la futura ley de amnistía ha sido desencallada gracias a una enmienda transaccional. Esta enmienda ha permitido que el proceso de tramitación de la ley de amnistía se reanude, poniendo en marcha el proceso que podría llevar a la aprobación de la ley.

Sin embargo, la pregunta que surge es si esta amnistía nacerá muerta. Aunque la tramitación de la ley de amnistía ha sido desencallada, todavía hay muchas cuestiones que deben ser abordadas antes de que pueda ser aprobada.

En su estado actual, la ley de amnistía parece favorecer a los delincuentes en lugar de exigirles un propósito de enmienda. A menos que se hagan cambios significativos en la ley, es posible que esta amnistía nazca muerta.

En última instancia, la futura ley de amnistía es una cuestión de gran importancia que requiere un debate y una consideración cuidadosa. Es esencial que la ley de amnistía se diseñe de tal manera que refuerce el Estado de derecho, en lugar de socavarlo.

Sólo el tiempo dirá si esta amnistía nacerá muerta o si se convierte en una legislación efectiva que puede contribuir a la justicia y al Estado de derecho. Mientras tanto, es importante que continuemos el debate y la discusión sobre esta cuestión crucial.