Josep Soler ante la sede el IEF en Barcelona

El desafío de la cultura financiera en España: ¿Cómo estamos y hacia dónde vamos?

La necesidad de mejorar la cultura financiera es uno de los objetivos principales del Instituto de Estudios Financieros (IEF) y la Asociación Europea de Planificación Financiera (EFPA). Pero, ¿hemos hecho progresos significativos en este ámbito?

Hemos avanzado, aunque solo un poco. Hace una década, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) lanzaron el proyecto ‘Finanzas para todos’. Este esfuerzo conjunto busca promover la educación financiera y ha funcionado durante los últimos 10 a 12 años. A pesar de este progreso, estamos muy lejos de lo que sería necesario. Especialmente si nos comparamos con los países anglosajones, donde la educación financiera ha sido una prioridad durante muchos años.

El enfoque anglosajón hacia la cultura financiera

En los países anglosajones, la educación financiera se ha integrado de manera más efectiva en las escuelas. Pero no se limita solo a las aulas. Otras instituciones y entidades, como sindicatos y partidos políticos, también ofrecen programas de educación financiera. Estos programas abarcan aspectos importantes para la salud financiera de las personas, como la gestión de las finanzas personales y la preparación para la jubilación.

Estas instituciones entienden que la educación financiera es un medio para empoderar a las personas. Ayuda a las personas a navegar en la ‘selva’ de los temas financieros y a tomar decisiones informadas sobre la compra de una vivienda, la elección de una hipoteca o la preparación para la jubilación. Estas son decisiones muy importantes que pueden mejorar el bienestar social y la salud financiera de las personas.

Sin embargo, a pesar de la importancia de la cultura financiera, el ciudadano medio en la Europa continental aún carece de lo que se denomina alfabetización financiera. No es necesario convertirse en un experto, pero sí es fundamental adquirir una comprensión básica de las finanzas.

La falta de cultura financiera puede llevar a las personas a endeudarse excesivamente o a malgastar su dinero en cosas innecesarias. También puede impedir que las personas ahorren para emergencias o gastos imprevistos, o que gestionen eficazmente sus gastos.

El papel del asesor financiero

Un asesor financiero puede desempeñar un papel clave para ayudar a las personas a tomar decisiones financieras informadas. Sin embargo, no contamos con muchos asesores financieros independientes. Y es probable que este escenario no cambie pronto.

Para ser verdaderamente independientes, los asesores financieros deben depender de sus clientes. Y esto significa que los clientes deben estar dispuestos a pagar por sus servicios. Aunque muchas personas están dispuestas a pagar por un médico en el sector privado, son reacias a hacerlo por un asesoramiento financiero privado.

Para que este asesoramiento sea efectivo, debe ser de calidad y transparente. Un buen asesor financiero debe informar a sus clientes sobre los costes de sus servicios y sobre cualquier posible conflicto de intereses. La normativa europea Mifid ya obliga a los asesores financieros a ser transparentes en este sentido.

La situación de la cultura financiera en España

A pesar de los esfuerzos para promover la cultura financiera, en España todavía queda mucho por hacer. Durante los años de los tipos de interés cero o nulos, ningún país europeo como España ha mantenido tanto dinero en cuentas corrientes o en productos ultraconservadores.

En los últimos años, hemos visto cómo algunos productos financieros, como las preferentes o las cláusulas suelo, han causado grandes problemas a los ciudadanos. Aunque estas irregularidades han disminuido, el tipo de inversión de los ahorros de la mayoría de la gente sigue siendo deficiente.

Para protegerse, los ciudadanos pueden recurrir a una serie de mecanismos de defensa. El primero es una buena regulación que proteja al cliente. En este sentido, hemos avanzado gracias a Mifid. Ahora, un asesor debe estar cualificado y renovar anualmente esta cualificación.

Otro mecanismo de defensa es la educación financiera. No necesitamos convertir a las personas en expertas, pero sí necesitamos asegurarnos de que tienen los conceptos básicos claros.

Finalmente, las entidades financieras deben entender que su reputación es muy importante. Deben evitar involucrarse en cuestiones que puedan dañar su reputación a largo plazo. Sin embargo, solo estarán más preocupadas por su reputación cuando haya un nivel suficiente de cultura financiera para que los clientes puedan diferenciar entre las entidades que lo hacen bien y las que no.

La inteligencia artificial y la robotización pueden parecer soluciones atractivas para mejorar la cultura financiera. Sin embargo, por ahora, estos avances tecnológicos no pueden reemplazar el papel de un asesor financiero humano. Un buen asesor financiero debe conocer a sus clientes y sus necesidades. Debe ser capaz de aconsejar y ayudar a sus clientes, algo que la inteligencia artificial todavía no puede hacer.

En resumen, mejorar la cultura financiera en España es un desafío complejo. Requiere un enfoque multifacético que incluya la educación financiera, la regulación y la responsabilidad de las entidades financieras. Aunque hemos hecho algunos progresos, todavía queda mucho por hacer.

Por Daniel