La alta inflación marcó una gran parte del rumbo económico de 2022 y podría proseguir haciéndolo en 2023. Por vez primera desde la crisis de 2008, los bancos centrales están llevando a lote restrictivo los modelos de interés para batallar el alza de costos final de la crisis energética y la guerra en Ucrania. “Las acciones parecían entonces la única opción para inversores que procuraban desempeños atractivos. No obstante, los bonos han remontado y están apareciendo novedosas elecciones bastante menos peligrosas en la renta fija”, apuntan desde Goldman Sachs.
Según resalta el informe ‘Perspectivas de Asignación de Activos’ de la firma neoyorquina, lles bonos empresariales estadounidenses con nivel de inversión rinden prácticamente un 6%, tienen poco peligro de refinanciación y están parcialmente apartados de una recesión económica. “Los inversores asimismo tienen la posibilidad de conseguir atractivos desempeños reales (ajustados a la inflación) con los valores del Tesoro a 10 y 30 años protegidos contra la inflación (TIPS), próximos al 1,5%”, afirman desde Goldman Sachs. En el lado opuesto de la balanza, resaltan, el índice S&P 500 tiene una rentabilidad por dividendos “de solo un 1,7%” y un desempeño de las ventajas configurado al período del 4%.
Para Goldman Sachs, la diferencia de desempeños entre las acciones y los bonos se ha achicado “substancialmente” desde la crisis de la Covid-19 y en este momento es “parcialmente baja”. “Lo mismo sucede con el crédito de mayor peligro, que rinde parcialmente poco en comparación con los bonos del Tesoro sin peligro”, comentan. Para el banco estadounidense, los inversores no reiben “mucha compensación” por el peligro de tener acciones o crédito de prominente desempeño en comparación con los bonos de menor peligro. “Hay menos incentivos para subir la curva de peligro pues no hay mucha prima de peligro”, asegura Christian Mueller-Glissmann, jefe de investigación de asignación de activos en la estrategia de carteras.
Este especialista apunta que es verdad que la renta variable ha tendido a sugerir una mayor rentabilidad que los activos de renta fija en temporadas inflacionistas, lo que podría justificar una menor prima de peligro de la renta variable. No obstante, los economistas de Goldman Sachs aguardan que la inflación reduzca en 2023, con lo que la volatilidad de las clases debería moderarse. “Al haber bajado tanto la prima de peligro, no compensa el peligro agregada que tiene la posibilidad de tener la renta variable con la ralentización del desarrollo mundial, el desarrollo estadounidense bajo la inclinación y el alto peligro de recesión”, apunta Mueller-Glissmann.
“Y a pesar de que los bonos fueron singularmente volátiles en los últimos tiempos, hay rastros de que estas oscilaciones están alcanzando su punto culminante”, añade. En este sentido, el incremento de los desempeños asimismo ha achicado el peligro de que el valor de un bono caiga conforme los modelos suben fija, al tiempo que el desarrollo económico se regresa mucho más “sombrío”. Todo ello, apunta, recomienda que “los peligros se amontonan” para el mercado de renta variable en 2023, al tiempo que los bonos podrían ser menos peligrosos.
En este sentido, Mueller-Gilssmann apunta los activos de renta fija de más calidad, como la deuda de compañías con nivel de inversión, los valores apoyados por activos y los valores apoyados por hipotecas, como inversiones muy interesantes de cara al próximo año.
PENDIENTES DE LA FED
Con todo, los especialistas de Goldman Sachs informan: el ‘timing’ lo es todo. En este sentido, resaltan que los desempeños del Tesoro de EEUU a diez años prosiguen siendo bajos en comparación con los estándares históricos, “en especial tras los recientes descensos”, y ya que la inflación está en escenarios considerablemente más altos que los objetivos fijados por los primordiales bancos centrales, “los causantes políticos podrían asombrar a los mercados con nuevos cambios de posición”. De este modo, aguardan que los desempeños de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años aumenten antes que alcancen su máximo en la primera mitad de 2023.
Además, la firma neoyorquina destaca que los mercados están valorando una Reserva Federal mucho más moderada y aguardan que el banco central “comience a bajar su género de interés a fines de 2023”. Los economistas de Goldman Sachs, por contra, no aguardan “ningún” recorte de tipos el año próximo. “Si la economía estadounidense resulta ser mucho más fuerte de lo pensado y la inflación mucho más estable en 2023, las bolsas y los bonos del Tesoro podrían bajar de precio”, advierte Mueller-Gilssmann.
Por este motivo, resaltan desde el banco estadounidense, los bonos “podrían proseguir siendo mucho más una fuente de peligro que de seguridad”, puesto que las clases de interés oficiales podrían terminar subiendo y continuando en escenarios superiores mucho más tiempo de lo que los inversores están preparados. “Si no pelean contra la inflación, existe el peligro de que los desempeños de los bonos a mucho más largo período aumenten de todas maneras gracias a las crecientes esperanzas de inflación en un largo plazo”, comentan.
“Observamos potencial a fin de que los bonos estén menos relacionados de forma positiva con la renta variable mucho más adelante en 2023 y faciliten mucho más provecho de diversificación. Pero hasta el momento en que los bancos centrales dejen de subir y la inflación se normalice mucho más, no es muy probable que sean un amortiguador confiable para los activos de peligro”, concluye Mueller-Gilssmann.