El mercado financiero ha experimentado una agitada jornada a raíz de la última rectificación de la farmacéutica Grifols. La compañía abrió con caídas superiores al 2% en Bolsa, pero a lo largo de la sesión llegó a incrementar su valor en un 1,7%. Esto ocurrió tras la reformulación de sus cuentas al cierre de la sesión bursátil del día anterior, en la que admitió una deuda de 10.527 millones de euros, una cantidad que supera en aproximadamente 1.100 millones a la cifra inicialmente declarada (9.400 millones). Sin embargo, al llegar las 16:30, los títulos experimentaron una caída del 0,13%, que se incrementó hasta el 0,27% al cierre.
Esta reformulación de cuentas fue comunicada el jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En esta actualización, el ratio de endeudamiento, que en las cuentas anteriores era de 6 veces, ha ascendido hasta las 8,4 veces. Este incremento es uno de los aspectos que el fondo bajista Gotham City Research había denunciado y reiterado en múltiples ocasiones. Gotham fue el autor de un demoledor informe publicado el pasado 9 de enero en el que acusaba a Grifols de maquillar sus cuentas, un hecho que causó una pérdida del 40% en Bolsa para la farmacéutica. Según este informe, el endeudamiento podía ser de 10 o 12 veces.
Otro cambio que ha incluido Grifols en la comunicación remitida al regulador es un menor ebitda consolidado de 1.251 millones en 2023 frente a los 1.484 millones anunciados en la presentación de las cuentas. Esto representa una disminución de 233 millones.
En el informe entregado a la CNMV, Grifols admite las acusaciones presentadas por Gotham. La empresa explica todas las prácticas que generaban confusión a los inversores sobre los resultados financieros publicados, como los «ajustes» y «medidas» que proyectaban «escenarios futuros en lugar de representar los resultados financieros presentes». Sin embargo, la CNMV no había obligado a Grifols a reformular sus cuentas, sino que había señalado en su informe una serie de «deficiencias relevantes» y aseguraba que «no se han identificado errores significativos». No obstante, la CNMV sí encontró errores en la consolidación de la firma, especialmente en la presentación del ebitda y en el ratio deuda/ebitda.
Con esta nueva información proporcionada a la CNMV, el balón está ahora en el tejado del regulador. Será la CNMV la que vigile que la compañía cumple sus compromisos y decida si abre expediente tanto a Grifols como a Gotham por manipular el mercado. El ‘caso Grifols’ también tiene pendiente todo lo relacionado con las posibles demandas jurídicas de accionistas minoritarios en España y en Estados Unidos.
Este mes se cumplieron cerca de tres meses desde el informe publicado por Gotham City Research que, además de señalar incoherencias con su ebitda y endeudamiento, acusaba a Grifols de realizar «operaciones túnel» con Scranton Enterprises, una supuesta sociedad patrimonial en manos de la familia fundadora de la farmacéutica. Según Gotham, la clave se encontraba en la venta de las empresas Biotest y Haema de Grifols a Scranton. Las acciones de Grifols cayeron más del 50% ese mismo día.
Grifols negó «categóricamente» las acusaciones y anunció el 26 de enero una demanda en Estados Unidos contra Gotham City en la que exigía compensaciones económicas por el daño causado. En España, accionistas minoritarios de la firma valoraron reclamar daños y perjuicios a los administradores de la empresa ante la sospecha de que familiares y directivos vinculados a la compañía supuestamente les «perjudicaron». Uno de los problemas que se le achaca a la compañía es la falta de gobierno corporativo y de transparencia, algo confirmado incluso por Thomas Glanzmann, presidente de la compañía, en la conferencia con inversores para despejar dudas sobre el caso Gotham.
Días más tarde, el 5 de febrero, la cúpula directiva cambió de forma radical para evitar conflictos de interés. Grifols nombró a Nacho Abia nuevo consejero delegado de la farmacéutica y los tres miembros de la familia fundadora (Raimon Grifols, Víctor Grifols Deu y Albert Grifols) abandonaron sus funciones ejecutivas, aunque continúan en el consejo de administración. A mediados de marzo, S&P y Fitch rebajaron la calificación crediticia de la compañía alegando dudas sobre cómo podrá la compañía hacer frente a dos emisiones de 1.800 millones que vencen en 2025. Moody’s también mantiene en revisión el ‘rating’ de Grifols debido a la mejor generación de caja y el retraso en publicar las cuentas auditadas por KPMG.