Las revelaciones recientes de la multinacional catalana, Grifols, han causado un alboroto en el mercado financiero. La compañía ha reconocido que su endeudamiento en 2023 es superior en más de 1.100 millones de euros al estimado inicialmente. Esta información se ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que había exigido a Grifols a hacer ciertos cambios tras su investigación.
Grifols había afirmado inicialmente que su deuda financiera neta, excluyendo el impacto de la NIIF 16, era de 9.420 millones de euros. Sin embargo, ahora ha admitido que el monto real es mucho mayor. Según la información remitida a la CNMV, la deuda neta de Grifols al cierre de 2023 es de 10.527 millones de euros. Esto es una diferencia significativa en comparación con los 9.400 millones de euros que la compañía había admitido inicialmente.
Este ocultamiento de endeudamiento fue uno de los aspectos denunciados por el fondo bajista Gotham, que publicó un informe acusando a Grifols de maquillar sus cuentas. Este informe provocó un desplome en las acciones de Grifols en bolsa, que a día de hoy pierden más de un 40% en lo que va de año en el Ibex. Además, el ratio de endeudamiento de Grifols, que se había reportado anteriormente como 6 veces, ha aumentado a 8,4 veces.
En la misma línea, el informe también admite que el ebitda consolidado de Grifols es en realidad de 1.251 millones en 2023, en comparación con los 1.484 millones de euros que la compañía había anunciado, es decir, 233 millones menos.
La CNMV afirmó que en sus investigaciones sobre Grifols no encontró «errores significativos» en los estados financieros de la compañía. No obstante, la CNMV señaló varias «deficiencias relevantes» en la consolidación de la compañía, especialmente en la presentación del Ebitda y en el ratio deuda/Ebitda.
El informe de 7 páginas remitido por Grifols a la CNMV es un reconocimiento explícito de los errores de la empresa. Grifols se ha comprometido a cambiar todas las prácticas que la Comisión ha criticado y que han generado confusión entre los inversores. Entre estos cambios se incluyen dar a las medidas financieras estándar la misma importancia que a las medidas preparadas por la compañía, reducir el número de medidas utilizadas para reflejar el ebitda, y limitar el número de elementos no recurrentes, infrecuentes o inusuales.
Además de los cambios en sus prácticas financieras, Grifols también ha prometido reforzar los procedimientos de control y establecer un nuevo nivel de revisión a cargo del departamento de control interno. Estos procedimientos estarán sujetos a controles estrictos para garantizar la precisión y claridad en la presentación y divulgación de la información financiera de la empresa.
A pesar de las promesas de Grifols, el caso está lejos de haber terminado. La CNMV ahora está vigilando el cumplimiento de la compañía con sus compromisos y tiene que decidir si abre un expediente tanto a Grifols como a Gotham. Además, también están pendientes posibles demandas jurídicas por parte de accionistas minoritarios tanto en España como en Estados Unidos.