La Jubilación de Toni Kroos y la Ascensión de la Nueva Generación Española
Un nuevo día amanece, y tras comprobar que no hay ningún titular anunciando la jubilación de Enrique Ballester, uno se resigna a la realidad de tener que escribir algo, algo que aporte valor a la rica historia del fútbol español y a sus protagonistas.
No es Ballester quien se retira, sino el alemán Toni Kroos. Las fases finales de los torneos suelen despedir a grandes figuras, y esta no es la excepción. En el recuerdo quedan los penaltis fallados por Cristiano Ronaldo y Leo Messi en la Eurocopa y la ‘Americopa’, o la eliminación temprana de Luka Modric. La verdad es que el genio de la multitud nunca falla: el futbolista siempre será objeto de burla en la derrota y en el declive, en proporción directa al dolor que haya causado en el rival.
El Auge de los Nuevos Talentos Españoles
Por suerte para España, las esperanzas de éxito se mantienen lejos de la jubilación, con figuras emergentes como Nico Williams, Dani Olmo y Lamine Yamal. También están Rodri, Fabián y Carvajal, entre otros, ocupados en la tarea de causar el dolor al rival. Independientemente de lo que ocurra en las semifinales, es seguro decir que el recuerdo predominante de esta selección será positivo, ya que demuestra en cada partido que existe el compromiso y la intención.
El arte de diseñar un plan estratégico que potencie las virtudes de los mejores futbolistas parece una obviedad, pero en la práctica es un don escaso a nivel internacional. Muchas estrellas de diferentes países están rindiendo por debajo de lo esperado, fuera de su sitio, fuera de tiempo, y carentes de cualquier automatismo, huérfanos de un cobijo estructural. Esto no está ocurriendo en España, donde las preguntas que lanza el rival se resuelven con naturalidad. El planteamiento español dibuja un ecosistema que invita a potenciar lo mejor de sus mejores, una medalla que Luis de la Fuente puede colgarse con orgullo.
El sabor de la victoria y los fantasmas de la derrota
Tras la victoria ante Alemania, podemos fingir que los cambios que siguieron al 1-0 no sucedieron. Aquí se podría añadir un ‘bien está lo que bien acaba’, pero desafortunadamente, esta no es una columna de Mariano Rajoy. Si el martes se pierde ante Francia, el genio de la multitud asomará por el umbral. Entonces podremos comprobar cuánto daño ha causado esta selección en algunos. Y por una vez, no será un dolor causado por la derrota, sino por el potencial y la promesa de un futuro brillante.