El futuro de Europa: un cambio de identidad encabezado por la inmigración africana
El reconocido historiador y periodista Robert Kaplan, durante su participación en el I Foro Económico y Social del Mediterráneo llevado a cabo en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, introdujo una reflexión fascinante sobre el futuro del mediterráneo y, específicamente, de Europa. Kaplan pronostica un cambio de identidad para el continente, impulsado por un crecimiento significativo de la inmigración africana.
Según Kaplan, si bien actualmente existe un africano por cada europeo, este número se disparará en las próximas décadas. En 76 años, la media será de siete personas africanas por cada persona europea, una transformación demográfica que tendrá consecuencias indudables en la identidad y la cultura europeas.
Este cambio de identidad, sostiene Kaplan, está arraigado en la historia y la geopolítica. «Todo África forma parte del concepto geopolítico del mundo mediterráneo, que comenzó en los imperios romanos y griegos», explicó. Según el historiador, el Mediterráneo no termina en la costa sur de Europa, sino que se extiende hasta el desierto del Sáhara, una perspectiva que une indiscutiblemente a ambos territorios.
Las grandes ciudades del norte de África, sostiene, «forman parte del concepto de Europa». Hasta finales del siglo VII, estos territorios hablaban latín. Aunque posteriormente se arabizaron, Kaplan recordó que España «fue ocupada por los árabes durante casi 800 años. De alguna manera, el país es progenitor de este mundo multicultural».
El despertar de la era de la migración
En el pasado, los países del sur de Europa han ignorado al norte de África, una postura que podían permitirse debido a la presencia de dictadores que limitaban tanto la migración como la libertad. Sin embargo, con el debilitamiento y la caída de algunos regímenes árabes en Túnez, Argelia, Egipto, y otros países, esta actitud ya no es sostenible. «Se ha reiniciado la era de la migración, de los refugiados. Lo vemos como una emergencia, un problema, una anomalía. Pero no es más que el patrón habitual de la historia«, argumenta Kaplan.
Por lo tanto, independientemente del futuro de África y de Europa, habrá grandes influjos migratorios hacia el continente europeo. Además, la inmigración se ve impulsada por el crecimiento del nivel de vida en los países africanos. «Las clases medias nunca están satisfechas, siempre demandan más. Cuanto más ricos son los africanos, más insatisfechos están con su gobierno y más probable es que emigren en busca de beneficios personales y familiares», pronostica Kaplan.
Mientras tanto, la población europea apenas crece, pero la africana sí. «Europa va a experimentar una enorme presión migratoria durante el siglo XXI», concluye el periodista. Este aumento de la inmigración, predice Kaplan, provocará un «auge cada vez mayor de los partidos populistas«, ya que las culturas se sentirán «amenazadas».
Para el historiador, es esencial «defender las culturas nacionales, así como la faceta humana de los países». Aboga por «generar humanidad» hacia los recién llegados, pero al mismo tiempo, «no ceder por completo para no diluir la cultura nacional».
Además de la inmigración, Kaplan también reflexionó sobre las guerras actuales y sus implicaciones para los mercados financieros. Según él, un conflicto en el mar de China tendría un impacto significativo en las cadenas de suministro y, por ende, en los mercados financieros. También introdujo la idea de dos Mediterráneos, el americano y el asiático, que dominan respectivamente el Caribe y Asia-Pacífico.
Por último, Kaplan reflexionó sobre la situación en Gaza. «Es un problema muy complejo. Necesitamos un Estado palestino independiente. Eso forma parte de la solución, pero no es en sí misma la solución», concluyó.