Aya Nakamura, cuyo nombre real es Aya Coco Danioko, ha llegado a ser un ícono reconocido en el mundo de la música. A sus 28 años, esta cantante y compositora francesa de origen maliense ha seducido a Francia y al mundo con su mezcla enérgica de música urbana y afrobeat. Su talento se ha visto reflejado en éxitos como «Djadja» y «Pookie», convirtiéndola en la artista francófona más escuchada a nivel global, con millones de reproducciones en plataformas como Spotify.
Pero en un giro desafortunado de eventos, Nakamura ha sido blanco de la extrema derecha en Francia. La artista ha sido objeto de insultos racistas y ha sido atacada por grupos de extrema derecha en su país natal, particularmente después de que surgiera la posibilidad de que podría ser la artista encargada de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Este anuncio ha causado un alboroto en la escena política francesa. Nakamura, aclamada como artista femenina en los premios ‘Victoires de la musique’ en febrero, ha sido blanco de ataques racistas desde que el semanario francés ‘L’Expres’s anunció a finales de febrero que podría participar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de verano en París, el 26 de julio.
La posibilidad de que Nakamura sea la artista que inaugure los Juegos Olímpicos de París 2024 ha desatado la ira de la extrema derecha francesa. Estos grupos han lanzado una campaña de odio en las redes sociales, plagada de insultos racistas y xenófobos.
Entre los ataques, el grupo ultra Les Natifs publicó una imagen en Twitter con un cartel que decía: «De ninguna forma, Aya. Estamos en París, no en el mercado de Bamako», en referencia a la ciudad natal de la cantante. En un mitin del Partido de la Reconquista, liderado por la excandidata a la presidencia de extrema derecha Eric Zemmour, el nombre de Nakamura provocó silbidos entre la multitud.
Sin embargo, Nakamura no ha permanecido en silencio frente a estos ataques. Respondió a la controversia en Twitter con un mensaje contundente: «Podéis ser racistas, pero no sordos… ¡Esto es lo que os hace daño! Me estoy convirtiendo en una cuestión de estado número 1 en debates, etc., pero ¿qué os debo, realmente? Nada.», escribió.
Afortunadamente, la cantante ha recibido un amplio apoyo de diversas personalidades del mundo de la política y la cultura. La ministra francesa de Cultura, Rachida Dati, expresó su apoyo a Nakamura, advirtiendo contra el racismo y destacando que «atacar a una artista por lo que es (…) es un delito». La Ministra de Deportes y Juegos Olímpicos, Amélie Oudéa-Castéra, también expresó su apoyo cantando el estribillo de «Djadja».
La justicia francesa también ha intervenido en el caso. El Centro Nacional de Lucha contra el Odio en Internet (PNLH) abrió una investigación después de recibir un informe de la Licra (Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo) «denunciando publicaciones de carácter racista en perjuicio de Aya Nakamura», según la fiscalía de París.
La asociación francesa SOS Racismo también denunció el ciberacoso y la incitación a la discriminación. «Siempre habrá una diferencia entre el artista y estos perdonavidas: ella hace brillar a Francia con su talento, ellos pretenden encarnarlo a través de la raza», afirmó su presidente, Dominique Sopo.
Desafortunadamente, esta ola de odio no refleja la opinión de todos los franceses. Según una encuesta realizada por Elabe para la cadena BFMTV, casi uno de cada dos franceses encuestados (49%) piensa que su posible participación es una «mala idea», frente al 21% que la considera una «buena idea» y el 30% que no tiene «ninguna opinión». Este caso ha vuelto a poner de manifiesto la problemática del racismo en la sociedad francesa.
En última instancia, el talento de Aya Nakamura y su capacidad para representar a Francia en una escala global es innegable. A pesar de los obstáculos y desafíos que ha enfrentado, continúa brillando y rompiendo barreras en la industria de la música.