El belga Tim Merlier gana la tercera etapa del Giro.

La estrategia de carrera de Tadej Pogacar ilumina el Giro de Italia

El Tour de Francia 2004 marcó un hito en el ciclismo con la sexta victoria consecutiva del estadounidense Lance Armstrong, un logro que fue recibido con asombro y perplejidad por los periodistas tejanos menos familiarizados con el deporte. Sin embargo, lo que no podían prever entonces era el rápido ascenso de un prodigio del ciclismo de tan solo cinco años, Tadej Pogacar, quien ahora, en 2021, domina el Giro de Italia con una estrategia de carrera audaz y decidida.

El castillo de arena de Armstrong se derrumbó, y Pogacar, el niño prodigio de la bicicleta, ha surgido como el principal candidato a la victoria final en el Giro, vistiendo el codiciado jersey rosa. A diferencia de otros ciclistas, Pogacar adopta un enfoque agresivo, buscando constantemente sumar victorias, incluso en etapas de sprint masivo donde los velocistas suelen dominar.

Este corredor esloveno, protegido por sus compañeros del equipo UAE y por el grueso del pelotón, corre gran parte de una etapa con una aparente calma. Sin embargo, tan pronto como aparece un esprint bonificado, Pogacar se lanza al ataque, buscando cada precioso segundo como si fuera oro.

Pogacar no puede quedarse quieto. Al igual que un polluelo impaciente por salir del cascarón, se lanza a la ofensiva ante cualquier oportunidad de ganar tiempo. No parece importarle las dos contrarrelojes, los desafiantes Dolomitas o el todavía lejano Tour de Francia. Su objetivo es claro: dominar cada etapa del Giro.

Pero Pogacar no está solo en la carrera. El Ineos, liderado por Geraint Thomas, ganador del Tour de 2018 y segundo el año pasado, es un equipo formidable. Si Thomas no puede seguir el ritmo, el equipo tiene a Ben Swift listo para arrebatarle al menos un segundo al fenómeno esloveno. Pero incluso con estos esfuerzos, Pogacar mantiene una ventaja de 46 segundos sobre su rival danés.

Pero, ¿se tranquilizará Pogacar? No parece probable. A pesar de ser marcado de cerca por Thomas, Pogacar se lanza a la caza de cualquier ataque, incluso el del danés Mikkel F. Honoré. Parece que Pogacar busca que la «flauta ciclista» suene por casualidad, demostrando que puede seguir el ritmo de cualquier competidor.

Los últimos tres kilómetros de cada etapa son frenéticos. Pogacar no hace más que mirar hacia atrás, consciente de la amenaza constante de los velocistas. De hecho, en una ocasión, el belga Tim Merlier y el italiano Jonathan Milan lograron superarlo en velocidad. Sin embargo, esto no parece disuadir a Pogacar en su búsqueda de dominar el Giro de Italia.

Desde su ascenso al ciclismo profesional, Pogacar ha demostrado un talento y una determinación asombrosos. Con su agresiva estrategia de carrera y su indomable espíritu competitivo, ha logrado iluminar el Giro de Italia, y sin duda seguirá siendo un ciclista a seguir en las próximas carreras.