La guerra de Ucrania próximamente cumplirá un año desde su comienzo. En ese tiempo, el enfrentamiento no solo fué personaje principal por su dimensión bélica, sino más bien asimismo por la económica. Las varias sanciones impuestas a Rusia por Occidente trataron de ahogar el poder financiero de Moscú que, por su parte, golpeó de vuelta: cortando el grifo del gas y del petróleo. La contestación fue en especial dura para Europa, que vio como la energía se disparaba hasta lograr costes jamás vistos y se vio obligada a arrancar una carrera contrarreloj para atestar sus reservas para el invierno mientras que trataba de achicar su dependencia de Rusia. El día de hoy, lo que hace meses parecía una utopía, es una situación: el valor del gas prosigue cayendo y el pronóstico de cara a la próxima temporada de frío es poco a poco más positivo.
De este modo lo creen los investigadores de Berenberg, que resaltan que Europa pudo eludir el “peor desenlace viable”: una escasez “total” de gas que fuerce a cortes forzosos, lo que habría provocado estragos en la economía del Viejo Conjunto de naciones. “Sin la brusca reducción de los recursos de gas ruso, Europa probablemente estaría gozando en este momento de tasas de desarrollo superiores a la media merced al repunte posterior a la crisis de Covid-19, en vez de padecer un prácticamente estancamiento”, agregan.
En este sentido, la firma germana cree que, on-line con el pronóstico efectuado el pasado octubre y con el último invierno como punto de referencia, el almacenaje de gas en Europa sigue en escenarios “razonablemente cómodos”.
Cuando menos, indican, los de europa pudieron eludir el peor desenlace: una escasez total de gas que fuerce a cortes forzosos, lo que ocasionaría estragos en la economía. On-line con nuestra predicción de octubre, con la mayoría del invierno 2022/23 tras nosotros, el almacenaje de gas de la UE sigue en escenarios razonablemente cómodos.
Según los de Gas Infrastructure Europe, registrados en la interfaz Agreggated Gas Storage Inventory (AGSI+), el almacenaje total de la Unión Europea ronda el 65%. Berenberg apunta que este nivel está “cerca del máximo para esta temporada del año” y unos 19 puntos porcentuales sobre la media del periodo de tiempo de referencia 2015-20.
Además, la firma hanseática afirma que, según su ámbito de referencia, la UE “va a sobrepasar asimismo el próximo invierno”. Para ese ámbito, Berenberg piensa que las entregas de Rusia se contengan en sus bajos escenarios recientes, tal como unas condiciones climáticas “normales” y un consumo de gas un 20% bajo la media de 2017-21. Por otra parte, la producción nacional de gas no debería cambiar y tampoco las importaciones de países diferentes de Rusia, que deberían sostener en el volumen medio de los últimos seis meses.
Con todo, la compañía alemana informa que Europa “no debe dormirse en los lauros”. Más allá de que el ámbito de referencia semeja bastante “benigno”, el suministro de gas en el Viejo Conjunto de naciones “está expuesto a una secuencia de peligros”. “Nuestro gráfico exhibe proyecciones de de qué forma cambiaría nuestro ámbito de referencia si cesasen completamente las entregas rusas, el tiempo fuera parcialmente frío y, además de esto, las compañías y los hogares de europa cejaran en sus sacrificios por ahorrar gas”, destacan.
Por otro lado, sostener el plan de ahorro trazado por Bruselas y los distintos Gobiernos de europa va a ser clave si se desea pasar un invierno relajado. Berenberg cree que el 20% menos de consumo de gas reflejado en los últimos datos que manejan coincide con su ámbito base, pero avisan que el consumo es “volátil”. “Las cantidades de Alemania (libres hasta el 11 de febrero) proponen que los sacrificios de ahorro tienen la posibilidad de haber disminuido últimamente hasta un 13% en términos ajustados a la temperatura”, señalan.
“El tiempo parcialmente caluroso en el último invierno facilitó a los de europa el ahorro de gas en 2022. En términos especialistas, hubo 181 (o un 6%) menos grados-día de calefacción que la media de 2008-21, lo que contrarresta con creces el efecto de los 45 (48%) grados-día de refrigeración auxiliares”, comentan desde Berenberg.
Estos especialistas resaltan que, en el peor caso, una combinación de sepa de recursos rusos, tiempo mucho más frío y reducción importante del ahorro (de solo el 10%) expondría a la UE a un peligro de escasez el próximo invierno.
Por fortuna, el aparato de análisis de Berenberg piensa que hablamos de una combinación “improbable”, puesto que, como los costes del gas prosiguen siendo “tres ocasiones superiores a su media histórica”, los hogares y las compañías tienen un “claro atractivo” para intensificar su ahorro.
EL SUMINISTRO NO RUSO, UNA NAVAJA DE DOBLE FILO
Por otro lado, la firma germana afirma que perder los flujos de gas sobrantes que proceden de Rusia “no dañaría bastante” a Europa. “Al tiempo que Rusia acostumbraba a proveer entre el 40% y el 50% de las importaciones de gas de la UE, en este momento representa menos del 9%”, resaltan.
Con todo, estos especialistas informan que Europa “podría pasar un invierno parcialmente frío en 2023 aun sin el suministro de gas ruso”. Por este motivo, solicitan no poner esperanzas en un nuevo incremento de las importaciones no rusas.
“Si la demanda de gas de China en 2023 regresa a su nivel de 2021, podría absorber precisamente toda la producción mundial agregada dy también gas natural licuefactado (gas natural licuefactado) sosprechada para 2023”, resaltan.
No obstante, los costes todavía superiores del gas dan a China, tal como a otras unas partes de Asia oriental, un fuerte atractivo para “dar de comer su desarrollo con carbón, petróleo y otros comburentes en vez de gas”.
“Aun de esta forma, las importaciones no rusas de la UE fueron inferiores a inicios de 2023 que en los 10 meses precedentes. De ahí que es aún más esencial que la UE sostenga bajo el consumo de gas”, concluyen.