Científicos manipulan un rinoceronte para aplicarle el radiosótopo

Un rayo de esperanza nuclear: Rinocerontes en la mira de la ciencia para combatir la caza furtiva

Las majestuosas criaturas que son los rinocerontes están al borde de un abismo. Cada año, más de mil de estos animales son sacrificados para comerciar sus cuernos en el mercado negro. Un producto tan valioso para algunos, que ha llevado a estos mamíferos al borde de la extinción, a pesar de que hace más de medio siglo se prohibió su venta. Las supuestas propiedades curativas de estos cuernos, carecen de aval científico, sin embargo, el problema persiste y sigue creciendo. Pero, ¿y si la solución a este problema se encuentra en la física nuclear? Un grupo de investigadores parece haber encontrado una posible respuesta: inyecciones de radioisótopos.

El Proyecto Rhisotope: Una solución radiactiva a la caza furtiva

El Proyecto Rhisotope tiene como objetivo inyectar pequeñas cantidades de radioisótopos, átomos inestables debido a un exceso de energía nuclear, en los cuernos de los rinocerontes. Su objetivo es que estos sean detectados en los escáneres de aeropuertos, puertos y pasos fronterizos. Se aprovecharía, de esta manera, la sofisticada infraestructura de detección de radiación, equipada con más de 11.000 monitores, capaz de detectar pequeñas partículas radiactivas. De este modo, se podría superar uno de los mayores obstáculos en la lucha contra el comercio ilegal: la falta de funcionarios en los puestos de control de fronteras.

Después de tres años de trabajo, el proyecto, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Wits, en Sudáfrica, ha arrojado unos primeros resultados muy prometedores. Han logrado insertar con éxito dosis bajas de radioisótopos en 20 rinocerontes vivos de la Reserva de la Biosfera Waterberg, de la UNESCO, sin que ello les haya causado ningún daño.

En junio de este año, comenzó la fase final del proyecto. James Larkin, de la Unidad de Física de la Radiación y la Salud (RHPU) de la Universidad de Witwatersrand, y su equipo sedaron cuidadosamente a una veintena de rinocerontes y practicaron un pequeño orificio en cada uno de sus cuernos para insertar los radioisótopos no tóxicos. Tras la inyección, los rinocerontes fueron liberados en su hábitat bajo la atenta mirada de un grupo de veterinarios, que les monitorizará durante 24 horas al día durante los próximos seis meses.

Una solución que podría expandirse a otras especies

«Cada inyección fue supervisada por expertos para evitar cualquier daño a los animales», afirmó Larkin. Los rinocerontes seguirán un estricto seguimiento hasta final de año, con el objetivo de comprobar la viabilidad del nuevo método. Si todo va bien, en una etapa posterior, el trabajo se ampliará a elefantes, pangolines y otros animales y flora.

Estos radioisótopos proporcionan un método asequible, seguro y de fácil aplicación para crear marcadores córneos duraderos y detectables. “El objetivo es intentar devaluar el cuerno de rinoceronte a los ojos de los usuarios finales y, al mismo tiempo, hacer que los cuernos sean más fáciles de detectar cuando se trafica con ellos a través de las fronteras», recalca Larkin.

La cruda realidad de la caza furtiva

Se trata de una medida desesperada para acabar con la caza furtiva de estos animales, que se ha organizado de forma sofisticada para ser indetectable, realizando sus incursiones en plena noche y con helicópteros. Aunque el comercio de cuernos de rinoceronte se prohibió en 1973 por el convenio CITES, su venta se ha disparado en el mercado negro debido a la demanda que sigue existiendo en países asiáticos. En Vietnam, uno de los mayores consumidores, se tiene la creencia de que el polvo de cuerno de rinoceronte cura desde la resaca o la fiebre hasta el cáncer. Además de sus supuestas propiedades medicinales, los cuernos de rinoceronte se han convertido en un símbolo de prestigio y estatus social en Vietnam.

Las dos especies de rinoceronte africano, el blanco (Ceratotherium simun) y el negro (Diceros bicornis), se encuentran en estado de amenaza y en peligro de extinción, respectivamente. La situación del blanco ha mejorado considerablemente gracias a los planes de protección y reintroducción de la especie. En 1900 quedaban menos de 100. Hoy hay más de 20.000 ejemplares viviendo en libertad. Sin embargo, de la subespecie «rinoceronte blanco del norte» tan sólo quedan 3 ejemplares que viven en cautividad. El negro se encuentra en una situación mucho menos ventajosa. Se estima que quedan en libertad tan sólo 5.000 rinocerontes negros.

La lucha contra los contrabandistas

Los investigadores confían en que el desarrollo y la aplicación de la tecnología nuclear del Proyecto Rhisotope tengan la capacidad de ayudar a disuadir la caza furtiva, aumentar las capacidades de detección de cuernos de contrabando, aumentar el éxito del procesamiento, revelar rutas de contrabando y disuadir los mercados de usuarios finales.

El Proyecto Rhisotope en Wits fue creado por un pequeño equipo de personas con ideas afines como una iniciativa de conservación con sede en Sudáfrica en enero de 2021 con la intención de convertirse en un líder mundial en el aprovechamiento de la tecnología nuclear para proteger especies de fauna y flora amenazadas y en peligro de extinción, así como comunidades de personas.

Además de desarrollar una solución para combatir el comercio ilícito y el tráfico de productos de vida silvestre, el Proyecto Rhisotope busca brindar educación y mejora social para empoderar a las personas y las comunidades locales.

¿Podría este nuevo enfoque nuclear ser la clave para salvar no solo a los rinocerontes, sino a otras especies en peligro de extinción? ¿Cómo puede la ciencia seguir contribuyendo a la protección de la biodiversidad del planeta?