La tranquilidad de la localidad de Lliria, en Valencia, ha sido sacudida tras descubrirse un caso de abusos y violaciones a menores que se habrían llevado a cabo durante las últimas cinco décadas. El presunto culpable, un hombre de 69 años, ha ingresado en prisión provisional, comunicada y sin fianza, tras confesar los presuntos delitos ante la Guardia Civil.
Según el diario Levante-EMV, el hombre se entregó a los agentes tras revelar las agresiones sexuales que había cometido contra cinco menores, tres de ellas, familiares suyas. Entre las víctimas se encuentran su nieta, que presenta diversidad funcional, su hermana, su cuñada, una amiga de su nieta y otra niña de tan solo ocho años de edad.
La confesión tuvo lugar el pasado domingo en el cuartel de la localidad, a donde acudió acompañado de su esposa, madre de una de las víctimas. Durante su declaración, el presunto depredador sexual detalló todos los abusos que había perpetrado contra las cinco víctimas.
Según su testimonio, el verano pasado asaltó sexualmente a la hija de unos amigos durante una acampada en un camping de Valencia. En 2012, habría sometido a tocamientos a su nieta, que padece sordera y tiene problemas de dicción, mientras la madre de la niña estaba en el trabajo. En 2001, confesó haber abusado sexualmente de su cuñada. Y en la década de los 70, aunque estos hechos ya habrían prescrito, habría violado en múltiples ocasiones a su propia hermana.
El diario ‘Levante-EMV’ informa que el detonante de la confesión del detenido habría sido el nacimiento del hijo de su nieta y nieto de su pareja. Según amigos del hombre, éste habría sido apartado del recién nacido para evitar que sufriera los mismos abusos, lo que habría llevado a su esposa a descubrir los episodios de abuso y a instarle a que confesara. «Si ha tenido los huevos para hacer algo así, los tuviera para confesarlo», habría dicho.
Tras la declaración del hombre, la Guardia Civil procedió a su detención y contactó con las víctimas. El Juzgado de Instrucción número siete de Llíria, en funciones de guardia, decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza por delitos de agresión sexual. Aunque el hombre confesó ante la Guardia Civil, decidió acogerse a su derecho de no declarar ante el juez.
Este caso ha provocado un gran impacto en la localidad de Lliria y ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de proteger a los menores de abusos sexuales, y de garantizar que los delincuentes sexuales enfrenten las consecuencias de sus acciones. La investigación continúa y se espera que la justicia actúe con contundencia contra el presunto autor de estos terribles delitos.
A medida que se desarrolla este caso, es crucial recordar la importancia de reportar cualquier sospecha de abuso sexual a las autoridades pertinentes y de educar a los niños sobre cómo protegerse. También es esencial recordar a las víctimas que no están solas y que hay recursos y apoyo disponibles para ellos. La esperanza es que este caso sirva como un llamado a la acción para todos aquellos que pueden ayudar a prevenir y detener el abuso sexual.
La gravedad de este caso y su impacto en la comunidad demuestra una vez más que el abuso sexual es un problema serio que requiere la atención y acción de todos. El coraje de las víctimas para venir adelante y hablar sobre su experiencia, así como la determinación de la justicia para llevar al presunto culpable ante la justicia, son pasos importantes en la lucha contra este tipo de delitos.