Xavi saluda a Joan Laporta durante el último entrenamiento previo al duelo europeo con el PSG en Montjuïc.

Dejo este texto para referencia y revisión.

Aproximadamente 15 meses atrás, coincidiendo con la conquista de la Supercopa de España en Riad, donde el Barça venció al Real Madrid, el club anunciaba una «nueva era». Esta declaración, hecha por Ronald Araujo, adquirió mayor relevancia con la posterior victoria de la Liga, que marcó el inicio de la era post-Messi. Este hito fue inmortalizado en un documental, simbolizando la esperanza de estabilidad en un club que ha sido inestable en su historia.

Sin embargo, una reciente derrota en el Bernabéu ha traído de vuelta las señales del viejo Barça, una entidad que creía haber superado el victimismo arbitral. Ahora, se cuestiona la continuidad de Xavi como entrenador en la próxima temporada. El Barça, un club que solía evitar las excusas gracias a la mentalidad ganadora inculcada por Johan Cruyff, Frank Rijkaard, Pep Guardiola y Luis Enrique, parece estar reviviendo viejas tendencias.

Joan Laporta, en su segundo mandato como presidente, no ha mostrado la misma visión atrevida y rupturista que en el primero. Tras la derrota por 3-2 contra el Madrid, ha adoptado una postura beligerante e insólita, pidiendo repetir el clásico si las imágenes muestran que el «gol fantasma» de Lamine Yamal fue legal. Esta respuesta revive el victimismo tradicional del Barça, que Laporta había combatido durante su primer mandato en 2003.

En su primer mandato, Laporta contó con el apoyo de Cruyff y Txiki Begiristain. Ahora, sin embargo, ha cambiado de consejeros en el área deportiva. Comenzó con Mateu Alemany y Jordi Cruyff, quienes ya no están en el club, y Deco llegó en agosto pasado. Esta ha sido una rotación de tres visiones diferentes en apenas tres años del segundo mandato de Laporta.

El club se enfrenta ahora a la amenaza de repetir viejos patrones, con la posibilidad de transitar entre diferentes técnicos sin un hilo común, tal como sucedía antes de la llegada de Cruyff en 1988. Ahora se barajan varias alternativas para liderar el nuevo proyecto deportivo, todas de bajo coste, desde la continuidad de Xavi hasta el ascenso de Rafa Márquez del filial al primer equipo, sin olvidar la opción de Hansi Flick.

La maltrecha economía del Barça, un club endeudado y sufriendo la herencia que dejó Bartomeu a Laporta, también recuerda al viejo Barça. El presidente se encuentra prácticamente atado de pies y manos, con un escaso margen de maniobra. Debido a las limitaciones económicas, el club debe explorar opciones de fichajes asequibles, y se plantea incluso recurrir a entrenadores de bajo coste.

El Barça, que había iniciado una «nueva era» en Arabia, ha vuelto a la «vieja era» del Bernabéu, incapaz de ganar ni un solo partido al Madrid esta temporada. Esta situación retrata la posición de inferioridad del Barça, que no puede competir contra los «clubs-estado», categoría en la que incluye al Madrid. Ahora, en su tercer año del segundo mandato, Laporta se ve obligado a empezar de nuevo, apoyándose en el talento joven pero reconociendo que estos jugadores necesitan estar bien acompañados para no quedarse en el camino.