El Acuerdo de París ha establecido un ambicioso objetivo para la comunidad global: limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Para lograr este objetivo, los 196 países firmantes del acuerdo tendrán que reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Sin embargo, no todos los GEI son iguales en su potencial de calentamiento global, es decir, en su capacidad para absorber energía radiativa y calentar la superficie terrestre.
El Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) nos proporciona una visión clara de esta diferencia. Según el informe, el metano tiene un potencial de calentamiento global 28 veces mayor que el dióxido de carbono (CO2). Pero hay un gas que supera con creces a ambos en términos de capacidad de calentamiento: el hexafluoruro de azufre (SF6). Este gas tiene un potencial de calentamiento 24.300 veces superior al del CO2.
El SF6 se utiliza principalmente en las instalaciones eléctricas de alta tensión y es uno de los gases de efecto invernadero más potentes conocidos. En el siglo XXI, las concentraciones atmosféricas de SF6 han aumentado significativamente debido al crecimiento de la demanda mundial de energía eléctrica, poniendo en peligro los esfuerzos globales para estabilizar el clima.
El aumento de la demanda de energía eléctrica ha sido especialmente pronunciado en China, país que ha liderado la expansión de la industria energética mundial en la última década. Cuantificar la contribución de China a las emisiones globales de SF6 y localizar las fuentes de estas emisiones en el país podría permitir a China adoptar medidas para reducirlas y, por ende, facilitar el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la Universidad de Fudan, la Universidad de Pekín, la Universidad de Bristol y el Centro de Observación Meteorológica de la Administración Meteorológica China han llevado a cabo un estudio para cuantificar las emisiones de SF6 en China entre 2011 y 2021. Para ello, utilizaron observaciones atmosféricas recogidas en nueve estaciones en todo el país.
Para comparar las emisiones en China con las emisiones globales, el estudio también midió las emisiones totales a nivel mundial utilizando datos recogidos en cinco estaciones repartidas por todo el mundo. En este trabajo participaron investigadores del Instituto Scripps de Oceanografía y CSIRO, la Agencia Nacional de Ciencia de Australia.
Los resultados del estudio, publicado en la revista Nature Communications, resultaron alarmantes. Las emisiones de SF6 en China casi se duplicaron en el período de diez años, pasando del 34% de las emisiones mundiales de SF6 en 2011 a representar el 57% en 2021. Este aumento en las emisiones de China durante el período de diez años fue mayor que el aumento total de las emisiones de SF6 a escala mundial.
El estudio también exploró las posibilidades de reducir estas emisiones en China. Según Minde An, del Centro para la Ciencia del Cambio Global (CGCS) del MIT y autor principal del estudio, «adoptar prácticas de mantenimiento que minimicen las tasas de fuga de SF6 o utilizar equipos sin SF6 o sustitutos en la red eléctrica beneficiará la mitigación de los gases de efecto invernadero en China».
El SF6 es un gas extremadamente persistente en el medio ambiente, con una vida útil de más de 1.000 años en la atmósfera. Por lo tanto, es crucial que los responsables políticos de China y de todo el mundo tomen medidas inmediatas para reducir, y en última instancia eliminar, sus emisiones de SF6.
Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41467-024-46084-3
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