Zoraya ter Beek, una joven holandesa de 28 años, ha optado por solicitar la eutanasia después de años de luchar contra una profunda depresión paralizante. A pesar de no tener ninguna enfermedad física, los médicos le informaron que ya no podían hacer nada para mejorar su estado de salud mental, llevándola a tomar esta decisión.
Zoraya vive en una pequeña localidad cerca de la frontera con Alemania. Desde su infancia, ha sufrido de una profunda depresión que ha perseguido cada aspecto de su vida, impidiéndole cumplir su sueño de convertirse en psiquiatra. Además de su depresión, Zoraya también padece de autismo y trastorno límite de la personalidad, lo que ha constituido un obstáculo para comenzar su carrera después de terminar la escuela.
A pesar de su enfermedad, Zoraya ha logrado vivir hasta casi los treinta años, compartiendo su vida con su pareja, un programador de 40 años, y sus dos gatos en su propia casa. Sin embargo, su punto de no retorno llegó después de una consulta con su psiquiatra, quien le dijo que no había nada más que pudieran hacer por ella y que nunca mejoraría. Zoraya reconoció que siempre tuvo claro que si algún día le decían que no podía mejorar, «no podría seguir con esto».
La decisión de Zoraya ha despertado un intenso debate en los Países Bajos sobre la calidad de vida, la autonomía personal y los límites de la medicina en el tratamiento de trastornos psiquiátricos profundos. Mientras algunos defienden su derecho a elegir sobre su propio sufrimiento y destino, otros expresan preocupación por lo que consideran un posible abandono terapéutico y las implicaciones de la legislación sobre la eutanasia.
Desde 2002, la eutanasia y el suicidio asistido son legales en los Países Bajos bajo seis condiciones: la persona debe estar sufriendo insoportablemente, no debe haber perspectivas de mejora, la solicitud debe ser voluntaria y persistente, el individuo debe estar plenamente consciente de su estado, no puede estar bajo la influencia de otras personas, enfermedades psicológicas o drogas, y debe haber una consulta con al menos otro médico independiente que confirme las condiciones antes mencionadas. Además, el paciente debe tener al menos 12 años.
Zoraya ha decidido que le administrarán la eutanasia «sin música». Explicó este deseo con naturalidad en un vídeo compartido por la agencia estadounidense ‘The Free Press’. Detalló que se acostará en el sofá de la sala de estar y los médicos le preguntarán si está lista. En ese momento, comenzará el procedimiento. «Me desearán un buen viaje. O, en mi caso, una buena siesta, porque odio que la gente diga ‘buen viaje’. No voy a ninguna parte», dijo.
Zoraya también compartió que siente una «liberación» al pensar en el final. Lo ejemplificó con el tatuaje de un árbol de la vida que tiene en su brazo, pero al revés. «Representa el crecimiento y los nuevos comienzos, pero mi árbol es todo lo contrario. Está perdiendo las hojas, se está muriendo. Y una vez que el árbol murió, el pájaro salió volando. No lo veo como si mi alma se fuera, sino más bien como si yo fuera liberada de la vida», concluyó.