El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz.

Repsol, la destacada petrolera española, ha respondido con firmeza a las acusaciones de ‘ecopostureo’ o greenwashing, lanzadas por Iberdrola, la mayor eléctrica española. La empresa también ha refutado las críticas de la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, ha defendido la estrategia de la compañía, subrayando que la transición energética debe implicar a todas las tecnologías que sirvan para descarbonizar, y no solo a la electrificación de la economía.

No podemos despreciar ninguna energía. Descarbonizar no es solo electrificar”, ha afirmado Imaz en un evento de Repsol y Funseam. Su declaración subrayaba la necesidad de más tecnología y menos ideología en la lucha contra el cambio climático. Imaz defendió una estrategia multienergía que incluye inversiones en energías renovables, combustibles renovables como el diésel y el queroseno verdes, el aprovechamiento de residuos y el hidrógeno verde. Con esta estrategia, el objetivo es alcanzar emisiones netas cero para 2050, manteniendo los precios de la energía asequibles para los ciudadanos y las empresas.

Las tensiones entre Repsol e Iberdrola se han intensificado después de que esta última presentara una demanda contra Repsol por supuesta competencia desleal y publicidad engañosa. Iberdrola acusa a Repsol de intentar hacer pasar por sostenibles y ecológicas actividades industriales que no lo son, a lo que Repsol ha respondido que estas acusaciones no tienen fundamento jurídico.

Imaz ha atribuido la batalla legal a la inquietud de Iberdrola por la creciente competencia en el sector energético. Según el consejero delegado de Repsol, Iberdrola está tratando de limitar la competencia y frenar el crecimiento de otros operadores. “Vamos a seguir creciendo”, afirmó.

Iberdrola sostiene en su demanda que Repsol se promociona como una opción sostenible y económica, cuando en realidad, sus descuentos cruzados son subvencionados gracias al alto margen comercial de los carburantes. La eléctrica también señala que Repsol sigue teniendo en la exploración y producción de hidrocarburos su principal negocio.

Tras conocerse la demanda, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, pareció inicialmente apoyar a Iberdrola. Sin embargo, un día después, Ribera se declaró neutral, recomendando a Repsol continuar con su estrategia de transformación hacia la descarbonización.

Las tensiones entre Repsol y el Gobierno han sido una constante en los últimos meses. Ribera ha acusado a la empresa de tener un discurso “negacionista” y “retardista” sobre la descarbonización y el cambio climático.

Imaz ha defendido la neutralidad tecnológica y la necesidad de mantener la industria en España para garantizar su competitividad. El consejero delegado de Repsol ha sugerido que la alternativa a su planteamiento sería cerrar las refinerías, lo cual tendría un impacto significativo en el empleo. Imaz ha declarado que Repsol está comprometido con la reducción de su huella de CO2 y ha pedido el apoyo del Gobierno en este objetivo.

En los últimos meses, Repsol ha amenazado con paralizar inversiones de 3.000 millones de euros en España debido a la regulación y la fiscalidad emprendida por el Ejecutivo. La empresa es la que más contribuye al nuevo impuesto a las grandes energéticas, que grava sus ventas y no sus beneficios, habiendo pagado 443 millones el año pasado y estimando un pago de 350 millones para este ejercicio.

Por Daniel