Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

El fútbol es un juego donde los actores principales son los jugadores y los entrenadores, pero a veces los dirigentes toman el centro del escenario. Tal es el caso de la reciente controversia en el FC Barcelona, donde la dirección del club, liderada por Joan Laporta y Enric Masip, ha estado bajo un microscopio crítico. A pesar de las lágrimas derramadas y las emociones a flor de piel, hay quienes cuestionan la autenticidad de sus acciones y palabras. ¿Es todo este drama una obra de teatro meticulosamente preparada o es fruto de la improvisación?

Laporta, quien es conocido por su labia y sonrisa convincente, ha demostrado una habilidad para dominar el escenario con una frescura asombrosa. Pero, a pesar de su aparente confianza, hay quienes sospechan que está inventando sobre la marcha, algo que sugiere una irresponsabilidad tremenda.

Por supuesto, el dinero siempre está en el centro de cualquier discusión relacionada con el fútbol. Pero en este caso, la controversia no se trata de dinero. En un momento impactante, Laporta elogió a Xavi Hernández, elogiándolo como un verdadero profesional que ha soportado presiones inmensas. Xavi ha sido criticado, despreciado y subestimado, pero ha aceptado seguir trabajando en circunstancias extremadamente difíciles.

Este acto, protagonizado por Laporta y Xavi, fue tan grotesco que llegó al extremo de elogiar al técnico por renunciar a cobrar el año de contrato que le restaba. ¿Es esto un acto heroico? ¿Define este gesto a Xavi como una gran persona?

Además, la ceremonia con la que el presidente y el entrenador pretendieron cerrar este vodevil estuvo marcada por un ambiente intimista. Pero detrás de la cortina, la verdadera causa parecía ser su supervivencia y la de sus familias. Había una clara ausencia de consideración por el club; de lo contrario, no habrían dejado al equipo de baloncesto solo en una noche crucial.

Es más, si realmente hubieran pensado en el ‘més que un club’, no habrían dejado a las campeonas de Europa de fútbol en el aire, que se juegan la vida en Londres, mientras ellos cerraban su acuerdo.

Laporta y Xavi, junto con Rafa Yuste, Deco (Anderson Luis de Sousa), Enric Masip y Òscar Hernandez, parecían más preocupados por sus cargos, sus nóminas y su supervivencia que por el bienestar del club. A partir de este momento, tienen el derecho, la libertad y hasta la obligación de no volver a creerles nunca más.

El cierre rápido de la crisis, llevado a cabo en el ático del presidente con nocturnidad, tiene un aire de clandestinidad. Todo esto hace que la presidencia de Joan Laporta parezca aún más extraña. Laporta accedió a la presidencia en una madrugada inexplicable de los avales, con la misma nocturnidad que ahora mantiene a Xavi.

En resumen, las acciones de los líderes del FC Barcelona han planteado serias preguntas sobre su integridad y sus verdaderas intenciones. Aunque los detalles exactos pueden ser desconocidos, lo que es evidente es que el drama fuera del campo puede ser tan intenso como el que se juega en él.