Un teléfono móvil con un QR en la pantalla.

El auge de las estafas en el ámbito digital es una realidad a medida que los ciberdelincuentes perfeccionan sus técnicas para explotar las brechas de seguridad y robar datos y dinero a través de redes sociales y nuevas tecnologías. El desarrollo de estas estafas es una preocupación creciente para los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, que se enfrentan a la tarea de proteger a los ciudadanos de los peligros que acechan en el mundo digital.

Aunque las personas mayores, debido a su desconocimiento digital, suelen ser el objetivo preferido de estos estafadores, nadie está exento de caer en una de las múltiples trampas que se crean o se reciclan diariamente. Estas pueden ser tan simples como intentos de ‘phishing’, en los que los delincuentes se hacen pasar por entidades como Correos o Hacienda, hasta estafas más elaboradas que involucran falsos mensajes de WhatsApp, grabaciones de voz y suplantación de números de teléfono de bancos.

Una nueva modalidad de estafa que puede ser desconocida para muchos usuarios es la que se realiza a través del uso de códigos QR. Esta técnica se ha popularizado durante la pandemia gracias a la costumbre de leer la carta del bar o restaurante a través de estos códigos. Un usuario compartió recientemente la experiencia de sus suegros, que fueron estafados al leer un código QR en un restaurante que activó un servicio premium de cuatro euros semanales sin su consentimiento.

Dicha estafa, conocida como ‘QRshing’, utiliza los códigos QR para robar información personal y datos bancarios. Los ciberdelincuentes colocan un código QR fraudulento sobre el original sin que se aprecie que es una pegatina. Al escanear el código, los usuarios son dirigidos a un sitio web fraudulento que puede descargar malware o solicitar información confidencial.

Además de los restaurantes, se han reportado casos de ‘QRshing’ en parquímetros de algunas ciudades, donde los estafadores colocan los códigos QR para robar el dinero o los datos de la tarjeta de crédito de los usuarios.

Otra variante de estafa que utiliza códigos QR es el uso del código QR inverso. En este caso, el estafador crea un código malicioso que presenta como una forma de pago, pero en realidad es una solicitud de dinero. Al escanear el código, el usuario no está realizando un pago, sino que está transfiriendo dinero al estafador.

Por ejemplo, al abonar un producto en un establecimiento, si el estafador presenta uno de estos códigos manipulados, no está pagando por el artículo que se va a llevar, sino que el establecimiento está transfiriendo dinero al estafador.

Las estafas digitales son un problema creciente que requiere una atención constante y la adopción de medidas preventivas por parte de los usuarios. Al mismo tiempo, es necesario que las fuerzas de seguridad y las empresas de tecnología sigan trabajando para desarrollar soluciones que permitan proteger a los usuarios de estos riesgos.