El año 2023 vio una contracción notable en la inversión en oficinas a nivel nacional. Según la consultora inmobiliaria Colliers, durante el ejercicio del año se cerraron operaciones por un valor total de 1.264 millones de euros. Esta cifra es menos de la mitad del promedio anual que se ha mantenido durante la última década, el cual se sitúa en torno a los 2.500 millones de euros.
Esta caída en la inversión ha sido especialmente pronunciada en Barcelona, donde los volúmenes de inversión se han contraído en un 76%, en comparación con la caída del 30% en la capital. En términos absolutos, esto se traduce en transacciones valoradas en sólo 261 millones de euros en Barcelona. Según los datos proporcionados por CBRE, se trata del peor registro desde los años 2010 y 2011, justo después del estallido de la burbuja inmobiliaria.
En palabras de Martín Galbete, director nacional de oficinas de Colliers, y Carolina Pérez, directora de Barcelona de la misma consultora: «Durante los últimos años, la creciente demanda por parte de las empresas tecnológicas por establecerse en Barcelona ha generado un desafío inmobiliario. Algunos proyectos de oficinas que estaban en curso han experimentado desaceleraciones o, incluso, detenciones, ya que se buscan nuevas estrategias de reconversión para adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado».
Esta situación ha dado lugar a un mayor protagonismo de los pequeños inversores. El ticket medio de las operaciones ha sufrido también un retroceso significativo, situándose en 15 millones, frente a los casi 41 millones del año anterior.
Nacho Castella, consejero delegado de Cat Real Estate, una firma barcelonesa especializada en el asesoramiento a grandes patrimonios, explica: «A pesar de que los grandes grupos inversores, que trabajan con mucha deuda, han frenado sus compras, el mercado local, que trabaja sin financiación, sigue en posición compradora, en tickets medios entre 5 y 10 millones, en zonas como el Eixample, Diagonal, Ramblas o Gràcia».
Uno de los focos de inversión de los últimos años, el distrito 22@, presenta los peores datos de toda la ciudad. La tasa de desocupación, es decir, la superficie que se mantiene sin alquilar, se sitúa aproximadamente en el 20%, equivalente a unos 150.000 metros cuadrados disponibles.
En contraste, los datos de Madrid son notablemente mejores a los de la capital catalana. Uno de los ejemplos más destacados de esto es el cierre de una gran operación en enero del pasado año: la venta de Colonial de tres edificios en el centro de la capital por alrededor de 300 millones de euros al empresario Rafael González-Vallinas. En concreto, Madrid captó el 72% de la inversión en oficinas a nivel nacional, equivalente a 906 millones, según Colliers.