El estelar choque con el que las criptomonedas han comenzado el año semeja haber perdido fuelle en el último mes. El avance regulatorio de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus iniciales en inglés), sumado a bastantes sucesos negativos en la industria y una batería de oscuros datos macroeconómicos han hundido el optimismo del mercado. Aun en el momento en que el sentimiento era alcista, la mayor parte de especialistas predecía una dura corrección bajo los escenarios recientes. Muchos son los causantes que están ocasionando las ‘criptos’ no logren escapar del mercado bajista en el que llevan prácticamente un año, pero siempre y en todo momento existe quien elige ver el vaso medio lleno. O lleno completamente.
“El mercado bajista de criptomonedas en el que nos encontramos va a ser el último que observemos”, sentencia Teeka Tiwari, analista de Palm Beach Research Group (PBRG). Según este especialista, los activos digitales tienen la posibilidad de estar viviendo un instante afín al de la explosión de la burbuja de las puntocom. “Varios medios calificaron Internet como una ‘moda pasajera’. Y se confundieron. Internet se transformó en entre las tecnologías mucho más transformadoras de la historia”, señala Tiwari, quien piensa que la tecnología blockchain puede proseguir la estela de las considerables tecnológicas de Silicon Valley.
Y sucede que, tras la implosión de las puntocom, “los valores de Internet han reinado en el mercado bursátil a lo largo de ámbas décadas siguientes”. “Pero si escarbamos un tanto mucho más, nos vamos a dar cuenta de que los más destacados valores tecnológicos jamás volvieron a bajar de manera tan impactante”, cuenta Tiwari, que compara la posibilidad de obtener bitcoin (BTC) o ethereum (ETH) en estos instantes a la apuesta por Amazon “en el momento en que cayó un 93%, hasta 6 dólares americanos” o Microsoft “por 13 dólares estadounidenses”. Cabe rememorar que el bitcoin, por poner un ejemplo, transporta mucho más de un mes cotizando sobre los 20.000 dólares americanos.
En todo caso, el especialista de PBRG apunta que las ‘criptos’ está en predisposición de vivir un ‘boom’ afín al de Internet. “En 2000, 250 miles de individuos usaban Internet. En 2010, esa cantidad alcanzaba los 2.000 millones. Eso es lo que está a puntito de acontecer con las criptomonedas”, asegura Tiwari.
¿Qué transporta a este analista a meditar esto? El papel de los inversores institucionales. “¿Por qué razón Coinbase registró mucho más de 1.500 nuevos clientes del servicio institucionales solo en los últimos seis meses, introduciendo BlackRock? ¿Por qué razón fluiría mucho más dinero de capital de peligro en cripto en los últimos seis meses de 2022, en pleno mercado bajista, de lo que lo logró en 2021 y 2020 juntos?”, se pregunta. La contestación, según Tiwari, está en que “los que administran la riqueza saben que las criptomonedas están lejos de estar fallecidas, sino son una parte clave de toda la economía mundial más adelante”.
“Las mayores instituciones financieras de todo el mundo prosiguen corriendo hacia el cripto. Hablo de JP Morgan, Fidelity, BlackRock, BNY Mellon… Hoy en día, solo el 3,75% de la población mundial está expuesta a las criptomonedas: solo 300 miles de individuos. Pero, según un viejo administrador de fondos de Goldman Sachs, esa cantidad va a ser de 5.000 miles de individuos en 2030, mucho más de media población mundial”, apunta.
Tiwari cree firmemente que estos colosales financieros “no están especulando con una moda pasajera, están accediendo por el hecho de que lo ven como el futuro”. Y la raíz de este interés está la Web3, lo que varios piensan que va a ser el próximo paso evolutivo de Internet, la que va a tener a la tecnología blockchain en su núcleo.
“Surgen Research prevé que el ámbito Web3 pase de los 3.200 millones de dólares americanos recientes a 81.500 millones en 2030; esto es, se va a multiplicar durante más de 25. En verdad, el Foro de discusión Económico Mundial prevé que el campo Web3 alcance un valor de 8,6 billones de dólares americanos. En comparación, un análisis de la fallecida Asociación de Internet estimó el valor de hoy de la Web2 en solo 2 billones de dólares americanos”, apunta.
Para Tiwari, la diferencia clave que va a disparar el valor de la Web3 es la diferencia en la propiedad. “Los primeros inversores que se hicieron con acciones de estas compañías (Apple, Microsoft…) amasaron fortunas legendarias. Pero, en contraste a las iteraciones precedentes de Internet, se puede tener (y favorecerse) de parte de los protocolos que constituyen la Web3”, añade.
PESIMISMO GENERALIZADO
Sea como fuere, la cuestión es que las ‘criptos’ no pasan por sus mejores instantes en las últimas semanas. El progreso de la SEC ha lanzado varias inquietudes sobre esenciales actores de la industria, al paso que otros prosiguen protagonizando sucesos negativos. El criptobanco Silvergate, por servirnos de un ejemplo, se ha hundido en bolsa tras comunicar que retrasaría la publicación de sus desenlaces; cabe indicar que la firma es investigada por su papel en la quiebra de FTX, al tiempo que su condición de colega de Binance asimismo ha levantado alguna preocupación.
Binance, por su lado, estaría siendo investigado por el Departamento de Justicia de EEUU por presunto lavado de dinero, mientras que su nombre ha aparecido en la trama de blanqueo de capitales del clausurado ‘exchange’ Bitzlato. Por su parte, su ‘stablecoin’ diplomada, Binance USD (BUSD), fué el primordial propósito de los reguladores estadounidenses.
Entre tanto, varios investigadores apuntan que, más allá de ciertos cantos de sirena, la hora de las ‘criptos’ ahora pasó. “La iniciativa de valor de las criptomonedas prosigue sin estar clara, son inútiles de producir flujos de caja y tienen apps mínimas en el planeta real”, apuntan los especialistas de MFS Investment Management.
Por su lado, Ben Laidler, analista de eToro, piensa que el rally de principios de año estuvo dirigido por valores sobrecomprados o “basura” que no van a tardar en caer en el momento en que la economía se resienta. Laidler resalta que este es un movimiento “habitual del libro de jugadas del rally de alivio, puesto que los argumentos se vuelven menos pésimos con el sentimiento deprimido”. “Todos, salvo los mucho más tolerantes al peligro, deberían evitarlo”, concluye.