Las luces y las sombras del acelerado viaje renovable

España, al igual que el resto de Europa, está en medio de un cambio de modelo energético en busca de la descarbonización. Durante años, el país ha hecho un esfuerzo significativo por adoptar las energías renovables y reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, este camino no ha estado exento de desafíos y sigue habiendo múltiples incertidumbres en un sector que es especialmente sensible a las tensiones y conflictos bélicos internacionales.

Andrés Cadenas, director de Utilities, Transporte y Distribución de Electricidad y Gas en Accenture, señala que el sistema energético español tiene varias fortalezas, como la disponibilidad de recursos renovables eólicos y solares, el potencial del biometano, una robusta red de transporte de electricidad y gas y una alta calidad de suministro. Además, España tiene una considerable capacidad de almacenamiento de gas natural licuado (GNL). Sin embargo, Cadenas también resalta que España es prácticamente una isla energética, con una débil interconexión con el resto de Europa a través de Francia, tanto a nivel eléctrico como de gas.

Para alcanzar los objetivos de la Unión Europea de lograr un 15% de interconexión eléctrica en 2020, Cadenas sugiere la necesidad de mayor almacenamiento para evitar el vertido de energía renovable, así como la necesidad de una regulación y retribución adecuadas para la transición energética y la digitalización necesaria para facilitarla.

Los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) son exigentes y se espera que se vuelvan aún más rigurosos. Según Eurelectric, por cada euro de inversión en renovables, se necesitan 0,67 euros de inversión en redes. Sin embargo, las empresas de transporte y distribución de electricidad tienen limitada por la regulación la cantidad que pueden invertir anualmente.

El papel de las energías de transición es crucial en este cambio de modelo energético. Estas energías, como el gas natural y la energía nuclear, tienen la misión de reemplazar definitivamente los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas. En 2022, el gas natural representó el 29,37% de la generación eléctrica en España, y la energía nuclear, el 20%.

El informe ‘El sector energético en España: retos en un futuro inestable’, elaborado por Víctor Ruiz Ezpeleta, habla del papel que puede desempeñar la generación de energía mediante fusión nuclear en el futuro. Este proceso, que no genera residuos nucleares y proporciona una energía limpia e inagotable, podría ser la solución definitiva a la energía.

Sin embargo, para alcanzar los objetivos de energía renovable del Pniec, España necesita aumentar su ritmo. En 2023, el porcentaje de electricidad renovable fue del 50,3% a nivel nacional, con la eólica cubriendo el 23,5% de la demanda, la fotovoltaica el 14% y la hidráulica el 9,5%.

Por último, España está haciendo una gran apuesta por el hidrógeno verde, una energía del futuro que requerirá de grandes inversiones y en la que el país tiene un alto potencial. La transversalidad del hidrógeno verde, aplicable a todos los sectores (energético, transporte, residencial e industrial), le otorga un papel clave en la descarbonización.