Las exmonjas clarisas de Belorado, que ahora afrontan pagos inminentes de más de 20.000 euros, han dejado atrás una vida de servicio religioso y enfrentan una nueva realidad económica. A pesar de tener hasta una decena de cuentas bancarias, estas mujeres apenas acumulan 6.000 euros entre todas ellas.
Una comisión gestora, formada por miembros del arzobispado de Burgos y de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu, ha tomado la responsabilidad de estos pagos. Esta federación es la organización a la que pertenecía la comunidad del monasterio de Burgos, así como las comunidades en los monasterios vascos de Orduña y Derio, ambos también habitados por las exmonjas.
Pagos urgentes y necesidades inmediatas
Según la archidiócesis de Burgos, la comisión gestora asumirá los «pagos urgentes» necesarios para cubrir las «necesidades inmediatas» de estos monasterios. Estos pagos incluyen once nóminas y suministros ordinarios, así como otros gastos ya contratados que se consideran vitales para la vida cotidiana de la comunidad. Cinco de las hermanas mayores, que no han sido excomulgadas, también residen en la comunidad.
La suma total de estos pagos urgentes se calcula a partir de varias facturas y nóminas de empleados que la exabadesa Isabel de la Trinidad remitió la noche del 25 de junio. El arzobispado sigue estudiando estos documentos y ha recordado a la exabadesa la obligación de enviar «toda la información económica, laboral y fiscal».
Además, los servicios precontratados antes de que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, fuera nombrado por la Santa Sede para tomar el control del cisma, suman facturas de unos 11.000 euros. Estos servicios incluyen mantenimiento eléctrico, cartonería y materia prima para la producción de repostería en un monasterio conocido por sus trufas. La archidiócesis ha asegurado que se abordará el pago de estas facturas con sus emisores.
La comisión gestora se encargará del pago de estas facturas de servicios y suministros ordinarios que ya se habían contratado, así como de los que considera «necesarios» para la «vida ordinaria». A estos 11.000 euros se deben añadir otros 9.800 euros que se calculan para el pago de once nóminas y las obligaciones de la Seguridad Social.
Debido a la insuficiencia de saldos en las cuentas bancarias de las excomulgadas, se ha hecho necesaria la contribución de fondos por parte de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu. Este caso pone de relieve la delicada situación económica en la que se pueden encontrar las comunidades religiosas, y la necesidad de una gestión financiera adecuada. A medida que se desvelan más detalles sobre la situación financiera de las exmonjas, se pone de manifiesto la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en todas las instituciones, incluyendo las religiosas.