El famoso guía de escalada y rescatista Albert Segura, nacido en Setmenat en 1973, ha publicado su libro de memorias titulado ‘20 vidas’. La obra, sin embargo, no se limita a veinte relatos, sino que Segura insinúa que hay aún más historias que contar. «No quería ser pesado», bromea el alpinista, quien a lo largo de su vida ha estado en más de veinte situaciones de vida o muerte relacionadas con su pasión por la montaña, la aventura, las motos, e incluso ha lidiado con un cáncer y un rayo que casi le arrebatan la vida.
Segura es un ejemplo vivo de superación constante. En los últimos dos años, ha estado lidiando con una serie de desafíos que han perturbado su vida. A pesar de los obstáculos, sigue adelante con espíritu positivo. «Cada mes pasaba algo», relata el escalador. Recientemente, se recupera de una caída de cabeza de más de 30 metros, en la cual se rompió más de 30 huesos. Sin embargo, su libro no es un catálogo de accidentes, sino una lección de resiliencia.
El escalador cree que ha sido afortunado en su vida. «En el fondo, creo que tengo buena suerte, porque entre unas cosas y otras, he hecho más de 6.000 actividades de riesgo y sigo aquí», reflexiona. Su pasión por los deportes de aventura surgió «por casualidad». Su primer encuentro con el barranquismo, en compañía de un amigo, fue un flechazo instantáneo. En aquel entonces, trabajaba en un taller de chapa y pintura de coches, jugaba al fútbol y poco más. Pero la aventura lo cautivó y en una semana ya tenía todo el equipo necesario. Un año después, había realizado más de 100 barrancos y pronto se inició en la escalada.
«Escalar para mí lo es todo. Hay que estar muy concentrado y me da mucha felicidad», dice Segura. Gracias a la escalada, ha logrado combinar sus dos pasiones: el deporte y el viaje. Con su equipo de escalada a cuestas, ha recorrido más de 60 países, desde Pakistán hasta Malí. Hace solo un año, abrió siete complicadas vías en Wadi Rum, Jordania.
«No considero que me arriesgue de más, no busco suicidarme, pero a veces pasan cosas y si haces actividades de riesgo tienes más posibilidades de que te ocurra algo», apunta Segura, quien recientemente sobrevivió a un accidente donde una roca enorme le cayó encima, rompiéndole ocho costillas, la escápula, perforándole el pulmón y aplastándole la tráquea. Este incidente ocurrió poco después de que se recuperara de un cáncer.
A pesar de los desafíos, Segura no se plantea abandonar la montaña. «Prefiero que me duela la espalda cada día por haber sido feliz», afirma. Para Segura, todos hemos vivido situaciones que de algún modo u otro nos han puesto cerca de la muerte. Según él, hay tantas cosas que escapan de nuestro control que podríamos estar evitando todos los peligros, salir de casa y que nos atropellara un coche.