Vinicius intenta un centro ante Foulquier y Diakhaby, este sábado en Mestalla.

Un partidazo, una prueba de carácter y una historia de superación. Eso es lo que se vivió en Mestalla en el enfrentamiento entre el Valencia y el Real Madrid, un duelo que se presentaba como uno de los más difíciles, si no el más, en la carrera de Vinicius Jr. El jugador brasileño, acostumbrado a estar en la élite y a tener los focos sobre él, se enfrentó a una presión inigualable, siendo el futbolista más odiado en el estadio. Pero, como suele suceder con los grandes, respondió a la adversidad con su mejor fútbol y logró rescatar un punto vital para su equipo.

Real Madrid se encontraba en un estado de desconexión, perdido en un partido que estaba siendo dominado por el Valencia. Fue entonces cuando Vinicius, ese jugador que había estado bajo una presión inmensa, sacó a su equipo del atolladero con su juego. El brasileño logró igualar el encuentro en 2-2 en medio de una situación en la que el tema del racismo quedó en segundo plano.

La peor noticia del partido fue la lesión de Diakhaby, un jugador comprometido en la lucha contra el racismo. Esta lesión dejó un sabor amargo, incluso para un jugador experimentado como Modric. El partido terminó en una gran trifulca tras un gol anulado al Real Madrid, con Vinicius como protagonista principal. Una historia que ya se ha vuelto demasiado familiar.

Vinicius regresaba a Mestalla después de los incidentes racistas de la campaña pasada. Estos incidentes terminaron en los tribunales y con la expulsión de por vida de tres aficionados que el propio jugador brasileño señaló. Los aficionados fueron descritos como «esos tres o cinco imbéciles» por José Ángel Gayà y Hugo Duro en la previa al duelo.

LaLiga y el Valencia se unieron para lanzar una campaña con el lema ‘Mestalla es la casa de todos’. Unos 200 aficionados blancos esperaron la salida del Real Madrid de su hotel, muy cercano a Mestalla. Uno de ellos lucía con orgullo la camiseta de Vinicius Jr.

El líder de LaLiga entró por una calle alternativa y con una distancia de 150 metros. Todo estaba bajo control fuera del campo, con una gran multitud de aficionados del Valencia que habían participado en una multitudinaria manifestación contra Peter Lim. Durante la misma, hubo algunos cánticos humorísticos como «Vinicius, Nobel de la Paz», pero la mayoría estaban unidos contra Meriton.

Vinicius salió al campo bajo una sonora pitada que le persiguió en cada balón. La media de decibelios que soportaron el resto de sus compañeros fue mucho menor. Otro señalado fue Carlo Ancelotti, quien tuvo que rectificar su generalización de Mestalla como un campo racista. «¿Dónde está Netflix?», preguntaron los aficionados de la Curva Mestalla al inicio del partido.

El ambiente estaba cargado de tensión. Cada vez que los aficionados cantaban «madridista el que no bote», todo el estadio se unía. «El Valencia, contra los insultos y la violencia», se podía leer en los marcadores. Vinicius reclamó una segunda falta en el minuto 7, lo que provocó una reacción unánime en la grada.

La ‘tranquilidad’ se rompió cuando Vinicius reclamó una falta en el borde del área que Gil Manzano no concedió. Dio un puñetazo en el suelo justo al lado del sector de animación, lo que provocó la intervención de Bellingham para tranquilizar al brasileño. Poco después, el Valencia se adelantó con un gol de Hugo Duro.

El Real Madrid estaba desconectado y nada le salía bien. Vinicius, sobreexcitado en sus gestos pero inerte en el juego, estaba siendo domado por Foulquier. Mosquera, del Valencia; y Camavinga, de los suyos, tuvieron que hablar con él para calmarlo.

En el descuento de la primera parte, Vinicius encontró un rayo de luz. Aprovechó un mal despeje de Mamardashvili para marcar el 2-1 y se giró hacia la grada, puño en alto, para ‘dedicar’ el gol a aquellos que le habían perseguido verbalmente.

La polémica llegó al final del partido. Vinicius, que había sido amonestado con una tarjeta amarilla en el minuto 71, logró el gol del empate. Celebró por todo el campo antes de saber si el VAR iba a validar la jugada. Gil Manzano, que no había tenido casi protagonismo, anuló un gol al Real Madrid por estar fuera de tiempo. A pesar de todo, Vinicius consiguió salvar un punto crucial en la lucha por la Liga.