Cambios en las Playas: Más Multas, Música Regulada y Turismo Masivo
En tiempos pasados, la experiencia de ir a la playa era bastante simple y tranquila. Recuerdo con nostalgia aquellos días en los que tus padres te llevaban a la costa, armados con una esterilla, una toalla, un cubo y una pala. Tu madre te embadurnaba de crema protectora, a tu hermano también. Luego, sacaba un bocadillo de tortilla y pasábamos el día bajo el sol. Sin embargo, las cosas han cambiado bastante en la actualidad.
Para empezar, dependiendo de la playa que elijas para pasar el día, tienes que llegar al alba o te puedes olvidar de encontrar un lugar decente para colocar tu toalla. La competencia por el espacio se ha vuelto tan feroz que si dejas tus pertenencias junto a la orilla a primera hora, con la intención de regresar más tarde, es muy probable que te encuentres con una multa por parte del ayuntamiento.
Y si logras encontrar un lugar en la arena, te encontrarás rodeado de auténticos ‘campamentos base’, con mesas plegables, neveras llenas de víveres para varios días, y todo tipo de artefactos para disfrutar en el agua. Es una forma completamente diferente de entender un día junto al mar.
Música y Multas en las Playas de Valencia
En ciudades como Valencia, las nuevas normativas han introducido multas por poner música a alto volumen en la playa. También aquí se han producido cambios significativos. Hemos pasado del ‘loro’ clásico, la radio casete de gran tamaño que solíamos llevar, a los altavoces de última generación que son mucho más pequeños, pero capaces de ser escuchados a 50 metros de distancia.
Estas nuevas realidades nos llevan de vuelta al eterno debate sobre el turismo. Las localidades costeras de la Comunidad Valenciana, durante el verano, llegan a multiplicar por 15 el número de visitantes en relación a la población censada. Por ejemplo, Benidorm recibe a dos millones de turistas, pese a tener una población censada de apenas 70.000 personas.
Denia, por su parte, con una población censada de 45.000 personas, recibe a más de 700.000 visitantes en verano. Calpe y Jávea viven situaciones similares. En la Comunidad Valenciana, así como en otros puntos de España, se ha llegado a cobrar entradas para limitar el aforo diario en las playas.
Los tiempos han cambiado, y no hay duda de que el turismo se ha masificado. El manejo de esta situación se ha vuelto cada vez más complejo, especialmente cuando el turismo es la principal fuente de ingresos para la Comunidad Valenciana. No es un tema para tomarse a la ligera, eso está claro.
Así que, mientras algunos añoran los viejos tiempos de la playa con la esterilla y el bocadillo de tortilla, otros se adaptan a las nuevas realidades de las playas modernas. Entendiendo que, en estos tiempos de cambios, es necesario adaptarse y encontrar maneras de seguir disfrutando de la playa, a pesar de las multas, las normativas sobre la música y la masificación del turismo.