Suspenden tres días de empleo y sueldo a un camarero por tomarse un café en su jornada laboral y no pagarlo

En un incidente que ha desatado un debate en las redes sociales, un camarero ha sido suspendido durante tres días sin empleo ni salario por una empresa por tomarse un café durante su jornada laboral sin pagar por ello. La dirección del local donde trabajaba ha justificado la medida como respuesta a una «falta laboral calificada como grave».

La empresa, cuyo nombre no ha sido revelado, se apoya en el artículo 39.5 del VL Acuerdo Laboral Estatal para el sector de la Hostelería para la sanción. Este artículo se refiere al «incumplimiento de las órdenes e instrucciones de la empresa, o personal delegado de la misma, en el ejercicio regular de sus funciones directivas».

La normativa mencionada establece que la infracción muy grave incluiría el «incumplimiento reiterado que implicase quebranto para el trabajo o del mismo se derivase perjuicio notorio para la empresa u otros trabajadores». En este caso, sin embargo, la empresa ha considerado que el hecho de «realizar una consumición de café y no pagarla» va en contra de su política interna, y por lo tanto, merece una sanción de tres días de suspensión sin empleo ni salario.

El caso ha ganado notoriedad después de que el influencer valenciano Jesús Soriano, conocido por defender los derechos de los profesionales de la hostelería, compartiera la carta de sanción en sus redes sociales. Soriano, que se identifica con la marca Soy Camarero, ha comentado sobre el incidente, denominándolo como el «café más caro de la historia».

La publicación de Soriano ha generado cientos de comentarios y ha abierto un debate sobre la decisión de la empresa entre los partidarios y los detractores de que los camareros paguen sus consumiciones durante la jornada laboral en los bares en los que trabajan.

Algunos argumentan que los camareros, como cualquier otro cliente, deberían pagar por las consumiciones que toman durante el horario laboral. Argumentan que, si se permite a los camareros consumir productos de manera gratuita, se puede sentar un precedente peligroso que podría ser explotado.

Por otro lado, hay quienes se oponen a la medida tomada por la empresa, argumentando que sancionar a un camarero por un acto tan trivial es excesivo y no proporcional al «delito» cometido. Algunos incluso argumentan que los beneficios que un camarero puede obtener al tomarse un café durante su turno, como un aumento en la productividad o la moral, pueden superar con creces el coste de un café.

Este caso ha dejado a muchos preguntándose si la sanción fue justa y proporcional, y ha destacado la necesidad de establecer políticas claras en los lugares de trabajo sobre qué se espera de los empleados en términos de pago de los productos consumidos durante la jornada laboral. Aunque este caso se refiere específicamente a la industria de la hostelería, también plantea preguntas más amplias sobre los derechos de los trabajadores y las políticas laborales en general.