Instalaciones de Thales Alenia Space en Tres Cantos (Madrid), en 2021.

El mercado de defensa es un ecosistema único con características intrínsecas que lo hacen susceptible al fracaso si no se toman las decisiones adecuadas. Este mercado tiene un solo comprador, largos periodos de maduración y enormes interconexiones críticas. En este sentido, existen estrategias específicas que deben ser implementadas para garantizar el éxito y la supervivencia en este complejo mercado.

La primera estrategia es enfocarse en el saldo neto, es decir, la diferencia entre lo que se importa y lo que se exporta en cada dominio industrial y tecnológico. No se trata de producir en exceso en España, sino de lograr un equilibrio entre importaciones y exportaciones. No es eficiente replicar soluciones que ya se producen fuera si no es para orientarlas a mercados exteriores, ya que el coste puede ser injustificado y los efectos en nuestro tejido productivo podrían ser escasos.

La segunda estrategia es evitar las estrategias de consolidación vertical. La estructura actual de la industria española es óptima con tres integradoras a las que pronto deberíamos sumar una cuarta en el espacio. Además, existen empresas como Indra que se destacan en la ingeniería y la definición e integración de arquitecturas de sistemas. Esta empresa también produce numerosos equipos de alta tecnología.

Otras empresas se encuentran en un nivel inferior de la cadena de suministro, como los fabricantes de equipos y subsistemas. Estas empresas serán las encargadas de muchos de los desarrollos tecnológicos futuros y también serán las que más crecerán en los próximos años. Sin embargo, estas empresas enfrentan dificultades para acceder a mercados exteriores, especialmente fuera de la UE, debido a las mismas razones que las benefician en España. Por tanto, estas empresas necesitan más apoyo institucional y financiero para la exportación.

Exportar material de defensa es un cóctel que depende de tres elementos a partes iguales: un producto probado y adquirido en España que satisfaga requerimientos internacionales; una estructura de costes e industrial competitiva que pueda soportar los largos e inciertos plazos de las acciones en el exterior; y un sistema de apoyo institucional que incluya embajadas, ministerios, financiación, lobbies en países claves, y en última instancia, superar el estigma asociado con la venta de material de defensa.

Empresas como Thales han tenido éxito debido a que sus plataformistas nacionales exportaron el año pasado 22.000 millones. Estas exportaciones de Dassault, Airbus, Thales y Naval Group son el producto de esta combinación de factores.

La empresa Indra, bajo la presidencia de Marc Murtra y con José Vicente de los Mozos como CEO, tiene un plan para convertirse en un gigante del negocio de la defensa y la seguridad mediante la adquisición de compañías, siendo Hispasat su primer objetivo. La empresa está en plena reorganización, buscando poner el área de defensa en el foco y crear una división de negocio espacial.

La reforma de 2009 que prohibió los acuerdos de cooperación industrial y que sometió a las reglas del mercado abierto a las compras de Defensa, han resultado ser obstáculos que deben ser remediados. No han servido para hacer el mercado más eficiente y han dificultado a las empresas españolas el acceso a otros mercados de la UE. Por tanto, es imperativo reformar el mercado de la defensa en Europa y volver al modelo anterior.

Al hablar de campeones nacionales, solo hay tres países que pueden presumir de tener uno: Italia con Leonardo, que representa al 65% de la producción de defensa italiana; Saab que supone más del 50% del total nacional, y BAE Systems que también está por encima del 50%. Estos tres son plataformistas e integradores, y los tres tienen un tercio de su negocio en Estados Unidos, que es donde la gran industria española debería mirar para seguir un esquema similar.

Navantia, a pesar de sus pérdidas, continua recibiendo pedidos tanto a nivel nacional como internacional. El año pasado, Navantia se adjudicó más de 2.000 millones de euros en contratos. La empresa aspira a alcanzar una facturación de 2.000 millones a partir de 2024 y avanzar hacia un equilibrio de la cuenta de resultados.

Las lecciones aprendidas de los errores del pasado indican la necesidad de planificar con antelación las inversiones para definir con tiempo la mejor estrategia industrial. También se debe dar relevancia a los integradores y sistemistas principales en términos de capacidad, responsabilidad y solvencia.

El 50% de la industria española de Defensa gira alrededor de los programas aeronáuticos liderados por Airbus. La clave para el futuro de esta industria es la inversión en nuevos programas de aviación, tanto de transporte como de combate.

La anticipación también implica entender las orientaciones estratégicas y tácticas y apostar por soluciones que combinen proyección de fuerza, movilidad, sigilo y protección para el personal embarcado, y sistemas de inteligencia, detección temprana y eliminación de amenazas. No se trata de prepararse para la última guerra, sino para la próxima guerra.

Por Daniel