Tomas Satoraransky, en la sesión de tiros final del entrenamiento.

El Barça se enfrenta al Olympiacos en el partido decisivo de la Euroliga

El FC Barcelona se encuentra en un punto crucial de su temporada en la Euroliga. Este miércoles, el equipo catalán se enfrenta al Olympiacos en un duelo que podría abrir o cerrar las puertas a la Final Four de Berlín. Esta es la quinta y última batalla entre los dos equipos por una de las tres plazas en disputa, con el Real Madrid ya asegurando su lugar. Para Tomas Satoransky, miembro del equipo del Barça, este es «el partido grande de la temporada», y afirma que no preferiría jugarlo en ningún otro lugar que no fuera el Palau.

Este encuentro es visto como el más importante de la temporada, comparable solo con la final de la Copa del Rey, según Roger Grimau. No resta ni un ápice de la trascendencia del choque europeo, precisamente por ser la frontera de la clasificación al evento definitivo del básquet europeo.

El Palau, un factor determinante en el partido

Grimau también enfatiza la importancia del factor de la cancha en este encuentro. Espera que el Palau sea «el de las grandes noches que conocido durante 45 años», refiriéndose a su edad y no a la antigüedad del recinto. Sin embargo, advierte que «jugar en casa o fuera no te garantiza ni ganar ni perder». Este hecho se ha demostrado en la eliminatoria, con un triunfo en cancha ajena de cada equipo: el primero del Olympiacos en Barcelona, que puso presión a los azulgranas, y el primero de los rojiblancos en Atenas.

«Lo que te da jugar en casa es un plus de energía, te ayuda, pero has de hacer muchas cosas bien en el partido», explicó el técnico. Añade que tiene que estar cansado de hablar de los detalles que pueden ser decisivos -«hablamos de igualdad desde la primera jornada», recordó-, y está inquieto por la noche que se avecina, «dándole vueltas a todo y con esa inquietud en el estómago» que ya vivía cuando era jugador.

La presión conocida

Esta no es una experiencia nueva para Grimau, ni tampoco para los jugadores. Todos saben dónde están y el grado de exigencia que hay. Seguramente sus pupilos recién llegados lo hayan escuchado por boca del técnico. «¿En qué año de la historia un equipo del Barça, de cualquier sección, no ha tenido que ganar un partido?», preguntaba Grimau, que ha procurado enterrar el recuerdo del último antecedente con el Olympiacos.

«A partir del segundo cuarto no salió nada redondo. Perdimos mal, no nos vamos a engañar, nos pasaron por encima», admitía, incidiendo en que una derrota más ajustada habría generado la misma situación: la cita en el Palau. Sin embargo, el club catalán tiene la oportunidad de cambiar la narrativa este miércoles. El Barça tiene la oportunidad de demostrar su valía en el escenario más grande de todos, y los aficionados de todo el mundo estarán observando con gran anticipación.