Sesión de rehabilitación de la zona pélvica

El Tabú de la Incontinencia: Un Trastorno Extendido, Silenciado y Estigmatizado

Existen enfermedades que, por su naturaleza, son más susceptibles de ser compartidas abierta y libremente en entornos sociales o laborales. Ejemplos de estos trastornos podrían ser el asma, las alergias o los esguinces. Sin embargo, hay otras enfermedades que se sufren en silencio, ocultas bajo un velo de secreto y vergüenza. Una de estas condiciones es la incontinencia, ya sea urinaria o fecal. Es un problema de salud tan común como la diabetes, la artrosis y la osteoporosis, pero que aún permanece, metafóricamente hablando, encerrada en el armario.

La Incontinencia: Un Trastorno Severo y Vergonzoso

Es cierto que pequeñas pérdidas de orina, como las que ocurren al reír o toser, están normalizadas y se comparten, especialmente entre las mujeres que han tenido hijos. Sin embargo, sufrir de incontinencia severa es otra historia. Este trastorno a menudo viene acompañado de vergüenza, una disminución de la autoestima y, en muchos casos, de aislamiento y depresión. Esto es debido al rechazo social que genera.

La incontinencia tiene un impacto significativo en varias áreas de la vida de quienes la padecen. Limita su vida familiar, social, laboral, mental y sexual. Además, la estigmatización que la acompaña a menudo conduce a problemas de salud mental, como la depresión. Estos problemas de salud mental, a su vez, pueden resultar en bajas laborales, que no se suelen solicitar por la incontinencia en sí, sino para ocultar la verdadera causa del problema al entorno laboral.

Estudios indican que casi la mitad de los afectados por incontinencia no consulta el problema con un médico y tratan de sobrellevarlo como pueden. Esto puede implicar el uso de compresas, pañales, cambios de ropa frecuentes, o incluso quedarse en casa para evitar situaciones embarazosas.

La Incontinencia: Un Trastorno Extendido e Infradiagnosticado

A pesar de lo extendido de este problema, la incontinencia sigue siendo un tabú. Este trastorno puede ser causado por una variedad de patologías, como desgarros en el parto, problemas de próstata, lesiones medulares, varios tipos de cáncer, y enfermedades neurológicas o metabólicas. También puede surgir simplemente con el paso de los años.

Se estima que alrededor de 400 millones de personas en el mundo sufren pérdidas de orina, incluyendo 50 millones en Europa y aproximadamente 6,5 millones en España. La incontinencia urinaria es más común en mujeres, con una prevalencia del 24% en la población femenina, aunque este porcentaje aumenta con la edad, llegando hasta el 50% en la edad geriátrica. En los hombres, la prevalencia es del 7%, aunque también llega al 50% en mayores de 85 años.

En cuanto a la incontinencia fecal, se estima que aproximadamente 70,000 españoles la padecen. No obstante, tanto la incontinencia urinaria como la fecal están infradiagnosticadas.

La Incontinencia en Niños

La incontinencia no es un trastorno exclusivo de los adultos. Se estima que alrededor del 6% de los afectados son menores de 11 años. A estas edades, el riesgo es que el trastorno afecte su desarrollo vital y sean objeto de bullying entre sus compañeros de colegio por tener que usar pañales a edades avanzadas o no poder participar en ciertas actividades.

Es fundamental crear un entorno seguro en casa y en la escuela para que los niños puedan hablar abiertamente sobre sus problemas sin temor a ser castigados o ridiculizados. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de los niños pueden aprender a convivir con la incontinencia y llevar una vida normal y activa.

Tratamientos de la Incontinencia

Existen terapias que pueden solucionar completamente la incontinencia, o al menos, mejorar significativamente los síntomas. Entre los tratamientos se incluyen la rehabilitación del suelo pélvico, el uso de botox, la neuroestimulación de las raíces sacras, y la cirugía. En la incontinencia fecal, se aconseja a los pacientes mantener buenos hábitos de deposiciones, evitar la diarrea y, en algunos casos, recurrir a la cirugía.

Uno de los principales problemas en el manejo de la incontinencia es la falta de diagnóstico. Aunque los protocolos de enfermería indican que se debe preguntar, especialmente a las personas de edad avanzada, si se les escapa la orina, no siempre se hace, y entre los médicos, mucho menos. Algunos médicos incluso pueden considerar que es algo normal relacionado con la edad, cuando en realidad no es normal que se escape la orina o las heces.

Con todas estas consideraciones en mente, ¿no es hora de que eliminemos el estigma y el tabú en torno a la incontinencia y proporcionemos a los pacientes el apoyo, la comprensión y el acceso a los tratamientos que necesitan?