El tira y afloja arancelario entre Europa y China: ¿protección industrial o estrategia para equilibrio comercial?
El pasado septiembre, Zhang Guibing, director general de Chery Internacional, afirmaba a EL PERIÓDICO que su empresa seguiría funcionando como siempre, a pesar de las amenazas de aranceles a los coches chinos en Europa. «Es normal y entendemos que Europa quiera proteger su industria local, porque necesita hacerlo», afirmó Guibing. Esta semana, la Unión Europea ha hecho efectiva esa amenaza, estableciendo el 4 de julio como fecha límite para la entrada en vigor de nuevos aranceles a los coches eléctricos procedentes de China.
La UE ha propuesto un incremento de los aranceles del 38,1%, una decisión que parece ser más un farol que una medida fundamentada. La intención política subyacente es buscar un acuerdo bilateral comercial con China para equilibrar las condiciones entre ambos mercados, más allá de la protección industrial.
En la actualidad, la balanza comercial favorece a China, con los coches europeos importados por China sujetos a un arancel del 15%, mientras que los coches chinos importados a Europa sólo pagan un 10%. La finalidad última es encontrar un equilibrio donde todos los fabricantes europeos estén de acuerdo para «jugar con las mismas reglas».
El objetivo real: más allá del coche eléctrico
El tema central no es únicamente el coche eléctrico. El avance de la electrificación en Europa es muy desigual, y los chinos están empezando a importar coches híbridos enchufables (combustión más eléctrico). Por lo tanto, la política arancelaria debería ser diferente, ya que a priori solo afectaría a los vehículos eléctricos puros, según la nota de la Comisión Europea.
Tras desplegar la carta de los aranceles, la Comisión Europea apuntó al verdadero objetivo final de la amenaza: «la Comisión Europea ha pedido una solución compatible con la Organización Mundial de Comercio (OMC)», señaló Margaritis Schinas, vicepresidente del colegio de comisarios de la Comisión Europea.
A pesar de esta postura, la mayoría de los constructores europeos no están de acuerdo con la imposición de aranceles a los coches chinos. Empresas como Seat y el Grupo Stellantis, el mayor de Europa, han expresado su desacuerdo con las medidas proteccionistas.
El consorcio presidido por Carlos Tavares tiene un acuerdo reciente con la empresa china Leapmotor para los derechos de producción de esa marca fuera de China, lo que no impediría la llegada de sus modelos. Tavares advierte que «no disuadirá nuestra estrategia general con respecto a Leapmotor en Europa, ya que hemos tenido en cuenta este desarrollo potencial”.
Por su parte, Oliver Zipse, CEO de BMW, ha expresado que los aranceles «son el camino equivocado. La Comisión Europea está dañando a las empresas europeas y a los intereses europeos. Las medidas proteccionistas como la introducción de aranceles a las importaciones no nos ayudan a competir en los mercados internacionales».
La respuesta de China: dispuesta a negociar
La Cámara de Comercio de China ante la Unión Europea ha manifestado que «China tiene abundantes contramedidas correspondientes, pero el país está más dispuesto a negociar con la UE para evitar en la medida de lo posible una guerra comercial».
En este sentido, el portavoz del ministerio de exteriores chino, Lin Jian, ha instado a Europa a «escuchar atentamente las voces objetivas y racionales de todos los ámbitos de la vida, corregir inmediatamente sus prácticas erróneas, dejar de politizar las cuestiones económicas y comerciales y manejar adecuadamente las fricciones económicas y comerciales a través del diálogo y la consulta».
Para mitigar los posibles efectos de los aranceles, los fabricantes chinos como Chery, BYD y Geely están empezando a construir y compartir fábricas en suelo europeo. Con el sello ‘hecho en Europa’, podrían sortear posibles contramedidas arancelarias.