La reciente noticia de que más de 30,000 personas en el Reino Unido fueron contagiadas con VIH y hepatitis C durante la década de los 70 y 80 a través de transfusiones de sangre contaminada ha causado un gran revuelo. Este escándalo, supuestamente encubierto por el Gobierno británico, contrasta enormemente con lo que ocurre en España. Este país está a punto de convertirse en el primer estado desarrollado en eliminar la hepatitis C, un virus principalmente transmitido a través de la sangre y que, aunque silencioso en su fase inicial, puede causar enfermedades graves como la cirrosis y el cáncer de hígado cuando se manifiesta.
Este logro es el resultado de más de tres décadas de investigación, consenso e inversión necesaria. Durante este tiempo, se ha logrado descubrir la enfermedad, desarrollar un tratamiento eficaz y plantear su eliminación. El Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C, que comenzó en 2015, ha sido un pilar fundamental en este proceso. Este plan incluye, entre otras medidas, la provisión de antivirales a todas las personas infectadas. Aunque estos medicamentos son costosos y tardaron 10 meses en incorporarse al sistema público, han demostrado ser eficaces para salvar vidas.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, desde 2015 hasta junio de 2023, se han tratado a 164,502 personas en España con antivirales de acción directa. De estos, un impresionante 95% se ha curado. Este éxito ha posicionado a España como el país que ha tratado a más pacientes por cada mil habitantes, lo que ha permitido reducir la prevalencia de la infección a niveles bajos. En 2019, la prevalencia era de solo el 0.15% de la población, en comparación con el 0.5% en la UE.
Los objetivos de eliminación de la enfermedad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2030 incluyen la reducción del 90% de las nuevas infecciones, la disminución del 65% de las muertes por cirrosis y cáncer de hígado, el logro de una tasa de diagnóstico superior al 90%, y el tratamiento del al menos el 80% de las personas infectadas.
Javier García-Samaniego Rey, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE) y jefe de sección de Hepatología del Hospital La Paz, predice que «España está muy cerca de conseguirlo. La pandemia ralentizó un poco el avance, pero entre 2024 y 2025 se alcanzará el objetivo”.
No obstante, para lograr este hito sin precedentes, aún queda un último esfuerzo por realizar. Los retos pendientes incluyen encontrar a las personas aún sin diagnosticar, que se estima que son entre 20,000 y 25,000 casos, y a las personas que han sido diagnosticadas pero que aún no han iniciado el tratamiento, que se cree que son alrededor de 50,000.
Para lograr estos objetivos, varias sociedades científicas y de pacientes instan a extender los cribados que Galicia, Cantabria y Andalucía ya han implementado en personas de entre 40 y 70 años que acuden al sistema sanitario por cualquier motivo, para que se les realice una prueba de detección. Además, para detectar casos entre los colectivos más vulnerables y alejados de los circuitos asistenciales, como las personas sin hogar o aquellas involucradas en la prostitución o las drogas, también se deben continuar las acciones de búsqueda activa.
En palabras del Dr. Carlos Galera, presidente del grupo de estudio de la hepatitis vírica de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas SEIMC, «España está muy bien situada para conseguir microeliminar la hepatitis C, nos quedan algunas estrategias y en ello estamos».