Plantas, cápsulas y pastillas de herboristeria. Plantas medicinales. Medicina natural

En el vasto universo de las terapias alternativas, la fitoterapia – una rama del conocimiento que combina la sabiduría ancestral y la ciencia moderna – ocupa un lugar privilegiado. Conocida también como medicina herbal, la fitoterapia tiene sus raíces en las prácticas de los primeros médicos que utilizaban plantas medicinales para aliviar los síntomas y tratar diversas enfermedades.

En la actualidad, gracias a los avances en la ciencia y la tecnología, los principios activos de estas plantas se han descubierto y se utilizan para fabricar medicamentos. De hecho, es interesante constatar que los principios activos de la mayoría de los medicamentos que utilizamos hoy en día se derivan de componentes bioactivos encontrados en la naturaleza, aunque hoy en día se sintetizan químicamente en laboratorios.

Entre los ejemplos más notables de medicamentos derivados de plantas se encuentran el taxol, la quinina y la morfina. El taxol, un medicamento contra el cáncer, se deriva del paclitaxel, un compuesto encontrado en una variedad del árbol del tejo. La quinina, por otro lado, se extrae de la corteza del árbol de la quina y se ha usado tradicionalmente para tratar la malaria. La morfina, un potente analgésico, se obtiene del opio, que a su vez se deriva del fruto inmaduro de la amapola real o adormidera.

La aspirina, otro medicamento comúnmente utilizado, también tiene sus orígenes en las plantas. En sus inicios, la aspirina contenía salicina, un compuesto obtenido de la corteza del sauce. Hoy en día, este compuesto se ha reemplazado por el ácido acetilsalicílico.

Sin embargo, para aprovechar al máximo el poder medicinal de las plantas, es crucial saber cómo utilizarlas. La Organización Mundial de la Salud define a la planta medicinal como «aquel vegetal que contiene principios activos secundarios capaces de prevenir, paliar o curar una enfermedad».

Llorenç Teixé, propietario de las herboristerías Manantial de Salud junto a su mujer Trini Ferran, explica que aunque las plantas medicinales suelen clasificarse en función de sus propiedades, una misma especie puede tener distintos efectos sobre el organismo dependiendo de cómo se utilice.

Las plantas medicinales son infinitas en número y cada una tiene más de una propiedad medicinal, dependiendo de si se extrae el compuesto de la hoja, la raíz, el fruto, etc. Algunas de las plantas más notables por sus propiedades medicinales incluyen el limón, el tomillo, la manzanilla, el anís, el orégano, la malva y la cola de caballo.

El limón, por ejemplo, tiene múltiples propiedades. La infusión preparada con las hojas se utiliza para tratar afecciones digestivas y respiratorias. Las flores, ya sea infusionadas o en forma de jarabe, son un tranquilizante natural y antidepresivo, además de combatir el dolor de cabeza y el insomnio. El fruto aporta vitamina C y ayuda a perder peso por su contenido en fibra.

El tomillo, que es una planta común en las cocinas, tiene propiedades antisépticas cuando se hierve durante un minuto y propiedades astringentes cuando se hierve durante diez minutos. Además, inhalar sus vahos ayuda a expectorar y es antitusivo, balsámico y diurético.

La manzanilla alivia los problemas gastrointestinales, trata las infecciones cutáneas y es antiséptica. En concentraciones altas, es antiinflamatoria.

La cola de caballo, si se hierve durante dos minutos, es una planta diurética, y si se hierve durante diez minutos, destaca por su alto contenido en oligoelementos y minerales.

Así, desde tiempos inmemoriales, las plantas han demostrado ser un recurso valioso para la salud humana. En la era moderna, con el apoyo de la ciencia y la tecnología, su potencial se ha desbloqueado aún más, lo que las convierte en una parte integral de la medicina moderna.