Una Mirada Saludable a la Sandía: La Fruta Estrella del Verano
La sandía, con su refrescante dulzura y bajo contenido calórico, es una de las frutas más populares durante el verano. Su disponibilidad óptima durante esta época del año junto con sus numerosas propiedades nutricionales, hacen de ella una elección excelente durante los días más calurosos y solados del año.
La sandía es conocida por su alto contenido de agua -un asombroso 93%- lo que la convierte en una de las frutas más hidratantes. Además, es rica en potasio, magnesio, vitamina A y ácido pantoténico (vitamina B5). Consumir sandía regularmente puede mejorar la salud cardiovascular, ya que fomenta el metabolismo de la L-arginina y la citrulina. Según la dietista y nutricionista Elisa Escorihuela, estas propiedades han llevado a la sandía a ser considerada una especie de «viagra natural«, ya que su consumo se ha relacionado con la posibilidad de reducir la disfunción eréctil.
Los Beneficios Nutricionales de la Sandía
Además de ser una excelente fuente de agua y brindar un bajo aporte calórico, la sandía es rica en minerales como el potasio y magnesio, aporta vitamina A y ácido pantoténico, mejora la salud cardiovascular y es un potente antioxidante gracias a su riqueza en licopeno. También se ha informado que ayuda en casos de disfunción eréctil, alivia la fatiga muscular y favorece la recuperación deportiva.
En términos de rendimiento deportivo, se ha observado que el consumo de sandía ayuda a aumentar la resistencia en el ejercicio aeróbico y anaeróbico. Sus aportes de magnesio y potasio contribuyen a reducir la pérdida de sales minerales tras la práctica deportiva y a reducir la retención de líquidos. También ayuda a prevenir los calambres musculares y facilita la recuperación muscular.
Otro atractivo de la sandía es su bajo valor calórico (alrededor de 30 calorías por cada 100 gramos) y su aporte de vitamina A, ácido pantoténico (B5), vitamina C y calcio.
La sandía es especialmente beneficiosa en verano debido a su capacidad antioxidante. Los expertos de la FEN (Fundación Española de Nutrición) destacan su contenido de carotenoides sin actividad provitamínica (luteína y licopeno), entre los que destaca el licopeno, presente en altas cantidades. El licopeno es un potente antioxidante que protege contra el estrés oxidativo al combatir los radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células y el ADN.
La Sandía sin Pepitas y su Versatilidad en la Cocina
El consumo de sandías sin pepitas es seguro y aporta los mismos nutrientes que las que sí las tienen. Según la nutricionista Patricia Ortega, la sandía sin semillas se produce a través de una hibridación, cruzando dos plantas con juegos de cromosomas incompatibles para obtener un híbrido estéril incapaz de producir semillas maduras.
La versatilidad culinaria de la sandía es otro de sus grandes atractivos. Puede ser consumida de diversas formas, como rallada en batidos, sorbetes o smoothies, en gazpachos o salmorejos, o incluso añadida a ensaladas. Durante el verano, se pueden preparar granizados y polos naturales de sandía (congelando los trozos) cubiertos con chocolate fundido. La cáscara de la sandía también puede ser aprovechada para preparar mermeladas, encurtidos, frutas confitadas, chutney o almíbar.
A pesar de que la sandía puede estar presente en cualquier tipo de alimentación, puede haber excepciones, como las personas que son intolerantes a la fructosa o sufren del síndrome de colon irritable. En estos casos, el consumo de sandía podría no ser aconsejable, aunque esto debe ser valorado de forma individual por un profesional en el ámbito de la nutrición o del sistema digestivo.