Imagen de un router.

La evolución de la tecnología siempre está en movimiento, y una de las últimas novedades es la tendencia de que las centrales de cobre de Telefónica están en camino de desaparecer. En su lugar, el servicio ADSL de la compañía dará paso a la fibra (FTTH). Pero, ¿qué significa esto para los consumidores?

La desaparición de las centrales de cobre, un proceso que Telefónica ha definido como el «apagado del cobre», no conlleva la retirada de los servicios existentes para los clientes. Al contrario, implica una mejora de los mismos a través de otras tecnologías de banda ancha. Sin embargo, la instalación de estas líneas puede estar sujeta a multitud de factores como el terreno, que a menudo escapan al control de los usuarios. Por lo tanto, puede ser beneficioso conocer algunas alternativas minoritarias, pero igualmente útiles, que pueden representar aproximadamente 1 de cada 10 conexiones.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la conexión a internet se considera un servicio «universal», y su acceso debe estar garantizado. El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ya está trabajando en este asunto y el año pasado aprobó una resolución para garantizar dicho servicio a zonas rurales, remotas y poco pobladas de España mediante la conexión por satélite.

Hispasat, una empresa nacional, ha introducido la conexión vía satélite en España, ofreciendo servicio de Internet a zonas rurales y de difícil acceso. Con un precio de 35 euros al mes, los usuarios pueden disfrutar de una velocidad de descarga de 100 Mbps. Además, gracias al programa UNICO Demanda Rural, que busca garantizar la conectividad a un precio razonable hasta finales de 2027, los usuarios de esta tecnología no tendrán que pagar cuotas de alta ni de instalación, ya que las ayudas para estos servicios pueden llegar hasta los 600 euros.

Para acceder a este servicio, los usuarios simplemente necesitan solicitarlo a la operadora de telefonía que preste servicio en su territorio y que esté adherida al programa.

La segunda alternativa es limitar la conectividad a Internet a la tecnología 4G y 5G de los teléfonos móviles. Esta opción proporciona un servicio de mayor latencia que la conexión por satélite y suele ser más estable que la fibra. Además, ofrece movilidad al usuario y no requiere instalación, lo que la convierte en una opción especialmente recomendada en aquellas zonas donde la fibra no llega.

La última de las alternativas es la tecnología WiMAX, un método de transmisión a través de ondas de radio. Ideal para hogares en entornos rurales, permite el acceso a Internet sin necesidad de emplear cables. La OCU explica su funcionamiento de la siguiente manera: «El repetidor de la empresa contratada emite unas señales que llegan a la antena instalada en la casa».

Para utilizar este servicio, se necesita contactar con un proveedor compatible con la emisión de estas señales y que cuente con un repetidor situado en la zona deseada. Aunque la instalación será gratuita, la OCU advierte que la principal desventaja de esta tecnología es que «necesita un contacto directo con el repetidor», lo que significa que la antena debe estar orientada al lugar desde donde se envía la conexión y evitar cualquier obstáculo que pueda interferir en su propagación.

En pocas palabras, el panorama de la conectividad en España está cambiando. Mientras que las centrales de cobre están en camino de desaparecer, la fibra está ganando terreno. Sin embargo, para aquellos usuarios para quienes la fibra no es una opción viable, existen alternativas confiables y efectivas como la conexión por satélite, la tecnología 4G y 5G, y la tecnología WiMAX.