En un incidente alarmante, tres mujeres han sido diagnosticadas con VIH tras someterse a un controvertido ‘tratamiento facial vampiro’ en una clínica sin autorización en Nuevo México en 2018. Esta es la primera vez que se registra una transmisión de este virus a través de un procedimiento cosmético con agujas, según el último ‘Informe de Morbilidad y Mortalidad’ publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Se inició una investigación en 2018 cuando una de las mujeres, cuya edad oscilaba entre los 40 y 50 años, dio positivo en una prueba de VIH mientras estaba en el extranjero. La mujer aseguró no haber tenido relaciones sexuales recientes con nadie más que su pareja, no tener antecedentes de uso de drogas inyectables ni haber recibido transfusiones de sangre recientes. Sin embargo, mencionó que se había realizado un tratamiento facial en un spa de Nuevo México unas semanas antes.
Así, los CDC pusieron su atención en el centro donde se realizó el tratamiento, que también ofrecía otros servicios de inyección como bótox. Su investigación reveló que la clínica no tenía licencia y que practicaba «múltiples prácticas inseguras de control de infecciones». Según los resultados de la investigación, que duró desde 2018 hasta 2023, los trabajadores reutilizaban equipos desechables destinados a un solo uso, almacenaban «tubos de sangre e inyectables médicos sin etiquetar» en la nevera de la cocina junto a los alimentos y dejaban «jeringas sin envolver» esparcidas en cajones y mostradores. En total, fueron tres las mujeres que dieron positivo en VIH tras aplicarse este tratamiento de belleza en este spa de Nuevo México.
Pero, ¿qué es exactamente este ‘tratamiento facial vampiro’ o ‘lifting vampírico’? En este caso, las mujeres se habían sometido a un procedimiento que utiliza microagujas con plasma rico en plaquetas (PRP). Este tratamiento implica extraerle sangre al paciente (alrededor de 10ml), centrifugarla para separar sus componentes y luego utilizar el plasma para inyectarlo en el rostro y así rejuvenecer la piel.
El procedimiento, que dura aproximadamente 30 minutos, se dice que ayuda a reparar la barrera de la piel al estimular la producción de nuevo colágeno y elastina, lo que puede reducir la aparición de arrugas y cicatrices de acné. A priori, no debería tener efectos secundarios tardíos ni provocar ninguna reacción alérgica, ya que se basa en la propia sangre del paciente. Sin embargo, las infecciones podrían ocurrir si se reutilizaran las puntas de microagujas o jeringas, o si se utilizara la sangre de otro paciente para realizar el tratamiento facial.
Según los CDC, no se había documentado previamente una transmisión de VIH por servicios de inyección cosmética a través de sangre contaminada. Sin embargo, el informe aclara que «la transmisión del VIH mediante prácticas de inyección no estériles es un riesgo conocido». El spa cerró en 2018 tras el inicio de la investigación y su propietario fue procesado y enviado a prisión en 2022 por ejercer la medicina sin licencia.