El reciente informe de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) y el Centro de Investigación Conjunta de la UE ha revelado que el 46% de la miel importada de fuera de la Unión Europea (UE) ha sido modificada mediante la adición de agua o jarabes de azúcar artificial para aumentar su volumen. Este dato alarmante resalta un problema significativo con la adulteración de productos alimenticios en las cadenas de suministro globales, y ha sido destacado por Sicpa, un proveedor de soluciones de autenticación en las cadenas de suministro.
El estudio analizó 320 muestras de miel importadas a la UE, descubriendo que casi la mitad no cumplían con la Directiva de la Miel, que establece los estándares para el producto, incluyendo la prohibición de añadir sustancias o aditivos en caso de que la miel esté destinada para el consumo humano.
El incumplimiento de los estándares varía significativamente según el país de origen. En el caso del Reino Unido, el 100% de las muestras no cumplían con los estándares, seguido de Turquía (93%) y China (74%). En España, de las 47 muestras tomadas, 24 fueron puestas en la categoría de sospechosas, lo que supone un 51% (frente al 46% de la media europea).
Además, 13 de los 15 operadores en España (un 86%) importaron productos de categoría sospechosa, en los que se detectó el empleo de aditivos, colorantes y estrategias para encubrir el origen geográfico y la trazabilidad del producto.
La mayor parte de la miel importada se utiliza en mezclas y se comercializa al por menor bajo marcas comerciales, con lo que cerca del 80% de las mieles que se venden al por menor en realidad son mezclas, señala Sicpa.
Para combatir este «enorme fraude», el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo alcanzaron un acuerdo en febrero para que las etiquetas de la miel recojan los países de origen, en orden decreciente en función del peso, así como el porcentaje que cada país representa en la mezcla, en beneficio de la transparencia para el consumidor.
A la luz de estos hallazgos, el sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha puesto en marcha una campaña de sensibilización para fomentar la compra directa de miel a los apicultores en España.
Por ello, Sicpa sostiene que es «vital» aumentar los mecanismos de control, etiquetando y trazando la miel y todos los productos apícolas derivados. Propone el empleo de etiquetas de seguridad para generar confianza en el consumidor. Esta estrategia de trazabilidad permitiría a los consumidores tener un mayor conocimiento y seguridad sobre el origen y la autenticidad del producto que están comprando.
Este informe pone de manifiesto los retos que enfrenta el sector de la miel en la UE, en términos de garantizar la calidad del producto y la confianza del consumidor. También subraya la importancia de la transparencia y la trazabilidad en las cadenas de suministro globales. A medida que los consumidores se vuelven cada vez más conscientes de la procedencia de los alimentos, es probable que esta cuestión cobre aún más relevancia.