La hostelería empieza a subir sueldos para captar los camareros que le faltan

Debatiendo los horarios laborales en España: un enfoque en la hostelería y la brecha de género

En un país donde se puede cenar a la una de la mañana en los restaurantes, los largos e irregulares horarios laborales de España y su huso horario desajustado son una norma que a menudo sorprende a extranjeros. Trabajamos más horas a la semana y al año que la media europea, lo que ha sido calificado recientemente como una «locura» por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Sin embargo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha refutado esta afirmación, argumentando que «España tiene la mejor vida nocturna del mundo, con las calles llenas de vida y libertad».

Las estadísticas muestran que la noche se hace más corta para los españoles que para otros europeos. De hecho, España es el segundo país que menos duerme de toda Europa occidental, superado solo por Italia. Los españoles duermen de media siete horas y 13 minutos al día, según los últimos datos de la SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia).

El sector de hostelería proporciona empleo al 8,3% de los trabajadores españoles, siendo el cuarto sector que más empleo genera después del comercio (14,8%), la industria manufacturera (12,1%) y la sanidad (9,4%), según la encuesta de población activa del INE (Instituto Nacional de Estadística). Sin embargo, a pesar de su relevancia en términos de empleo, es también uno de los sectores peor pagados. Los empleados de la hostelería cobran 1.368,8 euros brutos al mes; un 30% menos que un obrero de la construcción, un 37% menos que un maestro o un 63% menos que un empleado de la banca.

El hecho de que el 30,5% de los ocupados españoles, aproximadamente 6,4 millones de personas, trabajen hasta última hora de la tarde tiene un efecto dominó en otros sectores como la hostelería. Según datos de la OCDE, un trabajador español trabaja, de media, 1.643 horas al año, 300 más que un alemán, 200 más que un sueco o 140 más que un francés.

“Tenemos pendiente profundizar más en el debate sobre cómo distribuimos el tiempo”, señala Patricia Elgoibar, especialista en negociación colectiva y profesora de economía y empresa de la UB. Los horarios irregulares se ceban especialmente con los más jóvenes y perjudican ligeramente más a hombres que a mujeres.

Un aspecto crucial de la discusión sobre los horarios laborales es la brecha de género. “Las jornadas irregulares, con amplias disponibilidades, cada vez son más frecuentes y ahí existe una brecha de género importante”, señala la investigadora de la UB Judit Vall. Una explicación a la mayor presencia de hombres trabajando fuera de los horarios de oficina es el desigual reparto de los cuidados, que recaen mayoritariamente en las mujeres.

Según un estudio de la profesora de la Universidad del País Vasco Amaia Altuzarra, las mujeres trabajan más horas que los hombres a lo largo de la semana, si se suman horas remuneradas y no remuneradas. “Y lo que observamos es que cuando una mujer deja de encargarse de parte del trabajo de cuidados este no lo asume un hombre, sino que es porque se le paga a otra persona para hacerlo… que suele ser una mujer”, afirma Elgoibar.

“Especialmente en las profesiones más liberales y cualificadas, como por ejemplo los abogados, la disponibilidad se paga y eso explica parte de la brecha salarial”, añade Vall. Elgobair, por su parte, está realizando un estudio sobre las diferencias entre cómo hombres y mujeres negocian mejoras laborales. “Estamos detectando que ellas negocian flexibilidad para poder cuidar a los hijos, mientras que ellos negocian otro tipo de beneficios”, explica.

Por Daniel