Odisea de alquiler: la búsqueda de vivienda para estudiantes universitarios en Santiago de Compostela
En Santiago de Compostela, el desafío de encontrar alojamiento se ha transformado en una auténtica odisea para muchos estudiantes universitarios. La capital gallega se está enfrentando a una oferta de alquiler cada vez más reducida, y este año, a un aumento histórico de los precios.
Serxio, un futuro estudiante de doctorado, ha estado buscando una habitación durante dos meses. Según él, la situación ha cambiado mucho en comparación con hace tres o cuatro años. «Solíamos comenzar a buscar en junio o comienzos de julio, pero estos últimos años todo empieza antes», explica el joven a ABC.
El impacto del aumento de precios
Los precios de las habitaciones que ha encontrado Serxio oscilan entre los 190 y 600 euros. Este rango se alinea con los precios de las 128 habitaciones que Idealista muestra en su sitio web para la zona de Santiago de Compostela. «Pedían 500 euros por otra con una cama de 90 y una habitación estrecha que si estirabas los dos brazos podías tocar los dos extremos», añade Serxio, describiendo su experiencia de búsqueda.
Este significativo incremento de precios comenzó en el curso 2022-23. Brais, de N&R Inmobiliaria, explica que «una vivienda de tres dormitorios se ha encarecido una media de 300 euros en estos dos cursos académicos». Por su parte, Vicente Martínez, secretario de la Asociación Gallega de Inmobiliarias (AGALIN) y gerente de Apóstol Inmobiliaria, indica que aumentos de 20 o 30 euros por año han dado paso a «subidas mínimas de 50 euros, y muchas de 100 euros o incluso más».
Desde AGALIN, señalan que muchos estudiantes están prefiriendo permanecer en los pisos que ya ocuparon durante el curso anterior, con el fin de resolver la cuestión del alquiler lo antes posible. «Si están contentos en una vivienda, y se van uno o dos, ellos mismos se auto gestionan, buscan nuevos compañeros y no cambian, porque saben de las dificultades de encontrar vivienda». Este comportamiento ha contribuido a la disminución del stock de pisos en alquiler.
Otra estudiante, Iria, describe su experiencia de búsqueda de piso como «un caos». Tras pasar por un piso frío y húmedo, se mudó a un piso más pequeño de 400 euros y dos habitaciones para «pasar el año hasta encontrar algo mejor», que todavía no ha aparecido. «Los precios se han disparado. En la zona en la que vivo era fácil ver pisos de dos o tres habitaciones por 400 o 500 euros. Ahora lo más barato es por 800 euros. La mayoría son áticos muy básicos, de dos habitaciones y nada grandes, por 1.000 o 1.200 euros», explica.
Espera y desesperación para los nuevos estudiantes
Los jóvenes que comienzan sus estudios universitarios tendrán un desafío aún mayor, ya que muchos no sabrán si han sido admitidos en sus respectivos grados hasta bien entrado el mes de julio. Brais, de N&R Inmobiliaria, indica que «al final todos o casi todos acaban encontrando vivienda», aunque no siempre en las zonas que desean. Aquellos que no consigan matricularse hasta las últimas convocatorias de septiembre o que lleguen a Santiago como estudiantes Erasmus «lo tendrán muy complicado».
Conchi y su pareja, ambos de 36 años, también están experimentando dificultades para encontrar una vivienda adecuada. «Es prácticamente imposible, ya que la mitad de los pisos son carísimos, te piden requisitos imposibles como dos meses de fianza y un seguro o te rechazan por tener mascota», lamentan.
Finalmente, algunas de las viviendas que se utilizaban para uso turístico podrían volver al mercado de alquiler, ofreciendo un respiro a la tensa situación actual. Sin embargo, desde AGALIN dudan que los propietarios de estas viviendas estén dispuestos a reducir sus precios.