Las cifras no mienten y el deporte femenino ha demostrado ser un negocio en ascenso, con un gasto en la práctica y el consumo de deportes que ya asciende a 1.300 millones de euros, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta cifra fue confirmada recientemente en la jornada PRO Women in Sports, celebrada en Barcelona, y pone de manifiesto la creciente industria que rodea a la participación femenina en el deporte.
Sin embargo, a pesar de este crecimiento, aún existe un grado de incertidumbre en la alta competición. En este sentido, se podría asimilar el deporte femenino a una start up que ha superado la fase de market fit, habiéndose demostrado que existe un producto que los y las aficionadas están dispuestos a consumir. Lo que queda por determinar es el tamaño del mercado y el precio que la población está dispuesta a pagar.
Separando las diferentes tipologías de producto, encontramos que en cuanto a la práctica deportiva, el desafío no está tanto en el precio, sino en lo que se ofrece. De hecho, las estadísticas gubernamentales muestran que la mujer deportista gasta de media más que el hombre, con 94,4 euros al año. Pero todavía falta participación. A pesar de que en la última década se ha ganado a dos millones de clientas, los hombres aún representan el 70% del gasto total en España, simplemente porque son más los que tienen integrada la práctica y el consumo de deportes en su rutina.
Para aumentar la participación femenina, el papel de los medios de comunicación es crucial. Sin embargo, existe el dilema de qué va primero, si las marcas deben invertir en las retransmisiones de deporte femenino o si son las televisiones las que deben crear contenido para atraer a los patrocinadores.
Las empresas de contenidos audiovisuales como Mediapro y DAZN han demostrado su compromiso con el deporte femenino al adquirir derechos y elevar el nivel de producción televisiva. Los clubes también están invirtiendo en mantener una estructura profesionalizada en un producto -la competición- que todavía no monetiza al nivel que se espera.
Los patrocinadores también desempeñan un papel fundamental, especialmente en esta primera fase en la que el aficionado aún no paga o lo hace en menor medida. Su apoyo financiero es vital, aunque también exigen que los clubes y deportistas se impliquen en amplificar sus mensajes y que este apoyo no se pierda a medida que aumenta su notoriedad mediática.
En definitiva, se trata de una carrera a largo plazo. La existencia de estos productos audiovisuales es lo que permitirá el surgimiento de referentes y modelos a seguir que normalicen y fomenten la práctica deportiva entre las mujeres. Cuantas más mujeres practiquen deporte, más consumidoras habrá, lo que permitirá que la rueda no sólo gire, sino que lo haga a gran velocidad y con tamaño.
Por último, la autogestión del fútbol alemán es un ejemplo a seguir. Sin necesidad de regulación externa, han demostrado que la sostenibilidad económica es posible. En la temporada 2022-2023, 27 de los 36 equipos que compiten en la Primera y Segunda división lograron cerrar el ejercicio con beneficios, acumulando un total de 42,1 millones de euros, superando las pérdidas sufridas durante la pandemia.