En el mundo de la economía y el comercio, los supermercados se han convertido en un laboratorio en constante evolución de tácticas y estrategias. Su objetivo no es otro que maximizar el gasto de sus clientes, un objetivo que ha cobrado aún más relevancia en un escenario de creciente inflación en el precio de los alimentos.
En un intento por mitigar el impacto de la inflación, el Gobierno ha extendido recientemente un decreto anticrisis que elimina el IVA en alimentos básicos, una medida que ahora también abarca al aceite de oliva. Sin embargo, las técnicas sutiles pero efectivas de los supermercados siguen logrando que los consumidores llenen sus cestas de la compra. Pero, ¿qué trucos emplean los supermercados para conseguir que gastemos más?
La psicología detrás de la disposición de los productos
Una de las tácticas más comunes es la disposición estratégica de los productos. Los artículos básicos, como la leche y el pan, suelen ubicarse al fondo del establecimiento, lo que obliga a los compradores a recorrer toda la tienda y, por lo tanto, a exponerse a múltiples productos que no tenían planeado comprar. Además, se colocan artículos impulsivos cerca de las cajas, incentivando compras de último momento.
Cambiar sistemáticamente la ubicación de los productos es otra táctica efectiva. Cuando los productos se mueven de lugar, los clientes tienen que buscar más y pasar por más pasillos, aumentando la probabilidad de que vean algo que les interese y que no estaba en su lista de la compra original.
El orden de los productos también juega un papel crucial. La ubicación óptima de los artículos es a la altura de los ojos del consumidor, donde se encuentran los productos que más se venden. Los artículos a la altura de las manos se venden un 20% menos, y si el producto está a la altura de los pies, las ventas caen al 40%, según los expertos.
Estrategias de precios y percepción
El uso de precios psicológicos es otra estrategia clave. Precios que terminan en 9, como 1,99 euros en lugar de 2 euros, crean la ilusión de un coste menor, influenciando la percepción del cliente. A pesar de ser solo un céntimo de diferencia, este pequeño ajuste puede incrementar significativamente las ventas.
En un contexto de inflación que ha bajado al 3,4% en junio, los supermercados también juegan con la percepción de ofertas. Promociones como ‘3×2’ o la de llevarse la segunda unidad al 50% o incluso al 70% generan una sensación de urgencia y valor, llevando a los consumidores a comprar más de lo necesario.
Además, el tamaño de los carros de la compra ha aumentado con el tiempo. Un carro más grande parece vacío con pocos productos, incentivando a los clientes a llenarlo más. Pero estas tácticas no solo buscan aumentar las ventas, sino también mejorar la experiencia de compra.
Por eso, el ambiente en la tienda también se retoca: la música relajante y los aromas agradables pueden alargar la estancia del cliente, aumentando la probabilidad de compras adicionales. Incluso la iluminación y la disposición de las estanterías están diseñadas para resaltar productos específicos. En definitiva, los supermercados aplican muchos ganchos para que llenes el carro, pero ahora ya sabes cómo evitar gastos innecesarios.
