'Vaga de La Canadenca'

El primer viaje en tranvía en Barcelona, que ha superado los 100 años, ha sido testigo de las grandes luchas obreras de la ciudad que han seguido sus raíles. La jornada laboral de ocho horas, que hoy rige en toda España, comenzó a ser conquistada dejando vagones varados en medio de las calles de la capital catalana durante días. Los habitantes de la ciudad, conocida como la ‘Rosa de Foc‘, fueron pioneros en la organización de la primera gran protesta contra la dictadura de Francisco Franco, ayudando a sembrar la semilla de la lucha popular que lograría recuperar la democracia.

Durante el siglo XX, el tranvía fue un medio de transporte esencial en Barcelona, hasta su desaparición en 1971 y su reaparición en 2004. Su importancia en la movilización de los barceloneses hizo que la ‘Rosa de Foc’ viera clave bloquear sus raíles para vehicular su furia y reivindicaciones. Dos grandes huelgas ligadas al tranvía destacan por su conexión con la actualidad.

La primera se originó en 1919, cuando un grupo de oficinistas de la Barcelona Traction, Light and Power Company, una de las principales empresas energéticas de la época, iniciaron un motín en respuesta a la imposición de una doble escala salarial y la prohibición de sindicarse. La protesta, que se conoció como la huelga de la Canadenca, duró 44 días y logró aglutinar a amplios sectores de la sociedad catalana en un momento en el que las jornadas laborales podían extenderse entre 10 y 14 horas al día.

Seis días después del motín de los oficinistas, los trabajadores de la compañía de tranvías, propiedad de la misma Barcelona Traction, se unieron a los paros. Pocos días después, los huelguistas cortaron todo el alumbrado de la ciudad, dejando decenas de tranvías varados en medio de las calles durante días. La protesta, altamente visual, contribuyó a escalar la situación hasta el punto de convertir a España en el primer país del mundo que regulaba por ley las ocho horas máximas de trabajo al día.

La primera huelga que vivió la dictadura de Francisco Franco implicó directamente al tranvía de Barcelona y estalló por 20 céntimos de peseta. La protesta, que tuvo lugar en 1951, se produjo cuando el régimen aplicó una subida de las tasas a los pasajes, pasando de 50 céntimos a 70. La subida de precios se produjo en un contexto de precariedad propia de la posguerra, con cartillas de racionamiento y un servicio «muy impopular entre la ciudadanía», según recuerda el catedrático de la UB especializado en movimientos obreros, Pelai Pagès.

A diferencia de la huelga de la Canadenca, la protesta del ’51 fue un estallido de rabia espontáneo y poco coordinado, pero marcó un punto de inflexión en la lucha obrera. Fue el germen de una alianza entre el obrerismo católico y el sindicalismo comunista que una década después comenzaría a alimentar la agitación contra el franquismo, según el director de la Fundació Cipriano García, Marc Andreu.

Las protestas que antaño fueron en tranvía hicieron transbordo en la recta final del siglo XX en los autobuses urbanos, secuestrados algunos de ellos por vecinos para forzar a la Administración que hiciera llegar el transporte público hasta la periferia barcelonesa. “Todo movimiento de protesta, pasado o futuro, tratará de hacer suyos los transportes de la ciudad, ya sea para bloquearlos o para mover su propia protesta”, afirma Andreu.

Por Daniel