Placas de tráfico de Villingen-Schwenningen

El eco del fútbol en la Selva Negra: Campanas, multas y el vals del Danubio Azul

Las campanas de Schwenningen cantan incansablemente cada día a las seis de la mañana. Su vigoroso repicar podría ser confundido con el júbilo de la caída del Muro de Berlín o la boda de Lady Di. Esto puede ser atribuido a la presencia de la afamada asociación de música Harmonie, reconocida en Alemania como una de las más prestigiosas. O tal vez sea la tradición relojera que este pueblo de la Selva Negra ostenta con orgullo.

El sonido de las campanas es fervoroso, casi frenético, similar al antiguo “toque de fuego” que anunciaba una emergencia en los pueblos, solicitando la ayuda de los vecinos. O al “toque de tormenta”, donde el campanero advertía de la llegada de un temporal, avisando a los trabajadores del campo con su incesante repiqueteo.

De las campanas a las redes sociales

En una era anterior a la invasión de WhatsApp, Instagram y TikTok, las campanas eran las redes sociales de los pueblos. Seguramente Rodri, el único futbolista español que no tiene redes sociales (como Morata advirtió a la prensa: “le falta marketing y redes sociales para ser Balón de Oro”), preferiría las campanas a la red de Elon Musk.

Schwenningen es el este de Villingen-Schwenningen, un pueblo que se fusionó administrativamente, al igual que Villanueva de la Serena y Don Benito en Extremadura recientemente, dando lugar a Vegas Altas. En Alemania, con su pragmatismo y lógica cartesiana, simplemente sumaron los nombres de ambos pueblos.

La Eurocopa en la mira

Recientemente, tuve la oportunidad de preguntarle a Unai Simón si había visto algo de fútbol durante esta Eurocopa. A muchos futbolistas no les interesa el fútbol, pero Simón reveló que había visto casi todos los partidos. Habló de Eslovenia, insistió en que los futbolistas deben hablar de fútbol, y luego se fue a almorzar con sus compañeros en Die Burg, un restaurante con una estrella Michelin.

Es recomendable dar espacio a tu pareja para que disfrute de su libertad, y De la Fuente pensó que ese era el día para ello, especialmente considerando los próximos desplazamientos a Gelsenkirchen y Düsseldorf para cerrar la primera fase de la Eurocopa.

Un encuentro con la ley y la amabilidad alemana

En medio de todo, me encontré con un policía local que estaba a punto de multar mi coche. Después de proporcionar varias explicaciones, el oficial declinó ponerme la multa, ofreciéndome un ticket de aparcamiento. Aquí, se utiliza una tarjeta con un reloj para indicar la hora de aparcamiento. Tienes 90 minutos para hacer lo que quieras y después debes mover tu vehículo.

Una ovación para el incorruptible Günter

La escena fue como una película de Ozores. El oficial, llamado Günter, hablaba su alemán nativo de la Selva Negra y yo mi andaluz de Cádiz. Pero en la vida, si se quiere, dos personas siempre se acaban entendiendo, ya sea en Donausechingen o en Zahara de los Atunes. Y el bueno de Günter estaba dispuesto a entender.

La Fuente del Danubio y el vals del Danubio Azul

Este incidente ocurrió a solo cien metros de la Donauquelle, la Fuente del Danubio, donde se escenifica el nacimiento de este río que atraviesa diez países y es mundialmente conocido por el vals ‘Danubio azul’ de Johan Strauss.

El vals ‘Danubio Azul’ era originalmente una parodia de los eventos actuales del tumultuoso reinado de ‘Paco Pepe’ (el monarca Francisco José, emperador de Austria y rey de Hungría). Desde entonces, el ‘Danubio azul’ es lo primero que suena en las radios y televisiones austriacas después de que deje de repicar la Pummering, la campana de la catedral de San Esteban.

Por lo visto, las campanas no son exclusivas de Schwenningen. A este ritmo, acabaré echando de menos ese repiqueteo que me hace saltar de la cama cada mañana.