Hace unos meses surgió el nombre de Juan Canal, quien afirmaba ser el supuesto hermano del actor Eduardo Noriega, y emprendió un litigio para demostrarlo. Sin embargo, Canal acaba de fallecer a los 88 años sin que la justicia le diera la razón.
Lo primero que llamaba la atención en esta historia era la diferencia de edad entre ambos, de 40 años. Según Canal, el padre del intérprete, Pío Noriega, tenía 19 años cuando mantuvo una relación con una empleada del hogar llamada Inés. La mujer quedó embarazada a los 36 años y así nació Juan Canal, lo que explicaría la significativa diferencia de edad entre los supuestos hermanos.
La batalla legal y el Tribunal Constitucional
El hombre ha fallecido a los 88 años de edad sin conseguir que la justicia española reconociera su vínculo filial con Eduardo Noriega. Tal y como ha confirmado ‘El Español’, Juan Osuna, abogado especialista en temas de filiación con famosos que se ocupaba del tema legal de Juan Canal, declaró que «los hijos del fallecido seguirán luchando» y que el asunto está ya en manos del Tribunal Constitucional, por lo que habrá actualizaciones muy pronto.
Una de las últimas apariciones públicas de Juan Canal fue hace tan solo unas semanas en el programa de Telecinco ‘La vida sin filtros’, donde se expresó con toda contundencia: «Reto a Eduardo Noriega, poniendo de testigo a todos los señores de aquí, poniendo de testigo a toda España, que se haga el ADN conmigo y esta historia empieza o se acaba».
“Yo no quiero nada que no sea mío, que no sea de mi progenitor, pero tiene que haber justicia”, explicaba en otra ocasión en el programa TardeAR mientras dejaba claro cuáles eran sus pretensiones con el litigio: restituir el honor de su madre y el reconocimiento público que no había tenido en toda su vida.
Por su parte, los representes legales de la familia de Eduardo Noriega afirman que hasta el día de la fecha, se han dictado cinco resoluciones familiares que han adquirido firmeza y mediante las cuales se desestima íntegramente la reclamación de filiación y paternidad iniciada por Don Juan José Canal Corral frente a Don Pío Noriega Sánchez y, posteriormente, frente a sus herederos, declarándose la inexistencia de vínculo de parentesco alguno entre el Sr. Canal y el Sr. Noriega e imponiéndose las costas en todos los procedimientos a Don Juan José Canal Corral.
La historia de Juan Canal y Eduardo Noriega ha captado la atención del público debido a los elementos dramáticos y humanos que la componen. Canal, un hombre en busca de la verdad sobre su origen, luchó durante años para que se reconociera su filiación, un esfuerzo que ahora continuará en manos de sus hijos. El caso ha llegado al Tribunal Constitucional, lo que indica que la batalla legal aún no ha terminado y que podría haber más desarrollos en el futuro cercano.
El desafío lanzado públicamente a Eduardo Noriega para someterse a una prueba de ADN refleja la desesperación y el deseo de Canal por esclarecer su identidad, un derecho fundamental que consideraba no haber tenido a lo largo de su vida. Este tipo de litigios sobre filiación y paternidad no son poco comunes, pero cuando involucran a figuras públicas, tienden a ganar una mayor visibilidad mediática.
El caso también ha puesto de relieve las complejidades legales y emocionales que rodean los litigios de filiación. A pesar de las resoluciones judiciales en contra de Canal, su persistencia y la de su familia sugerían una fuerte convicción en su reivindicación. La cuestión de la diferencia de edad, la relación de Pío Noriega con Inés y el supuesto embarazo de esta última a los 36 años son elementos que han generado debate y curiosidad entre el público.
La muerte de Juan Canal cierra un capítulo en esta historia, pero no pone fin a la búsqueda de justicia y reconocimiento que sus hijos han prometido continuar. Con el caso ahora en manos del Tribunal Constitucional, queda por ver qué decisiones se tomarán y cómo afectarán estas a todas las partes involucradas.
En cualquier caso, la disputa entre Juan Canal y Eduardo Noriega ha servido para arrojar luz sobre los derechos de filiación y la importancia de la verdad en las relaciones familiares. La historia de Canal es un recordatorio de que, a veces, la lucha por la identidad y el reconocimiento puede durar toda una vida y, a veces, incluso más allá.