¿Por qué hay pollos de Lidl que contienen bacterias resistentes a los antibióticos? Las 8 claves de la denuncia animalista

Investigación señala a Lidl por posible contaminación de pollo con bacterias resistentes a antibióticos

Una reciente investigación realizada por varias entidades animalistas, incluyendo al Observatorio de Bienestar Animal (OBA), ha revelado que más del 70% de la carne de pollo que se vende en Lidl, el mayor supermercado de Europa en términos de facturación y número de establecimientos, está contaminada con bacterias resistentes a los antibióticos.

La investigación se centró en Lidl debido a las constantes denuncias por el hacinamiento que sufren los pollos en las granjas de sus proveedores. En España, se analizaron 24 muestras de carne de pollo, seis de las cuales se obtuvieron en Barcelona. Todas las muestras analizadas de esta ciudad dieron positivo en bacterias resistentes a los antibióticos.

Resultados variados en otras ciudades españolas

El resto de las muestras españolas se obtuvieron en Madrid y Valencia, donde la contaminación no fue tan extendida. En Madrid, dos de las 13 muestras analizadas dieron negativo, mientras que en Valencia, tres de las cinco muestras también dieron negativo.

Las seis bandejas analizadas de Barcelona se compraron en el supermercado Lidl ubicado en la calle Pujades, en el barrio de Poblenou.

El laboratorio encargado de realizar el análisis es un centro alemán acreditado por el organismo de acreditación DAkkS, ubicado en Colonia. Este laboratorio también analizó bandejas de pollo de la marca propia de Lidl de otros países europeos, como Alemania, Italia, Gran Bretaña y Polonia. Sin embargo, los productos españoles resultaron ser los más contaminados, con un 71% de las muestras dando positivo en bacterias resistentes a los antibióticos, en comparación con un tercio de los productos de Alemania y un 58% de los del Reino Unido.

Rechazo de las acusaciones por parte de Lidl

Lidl, por su parte, ha negado estas acusaciones. La cadena de supermercados sostiene que cuenta con certificados de análisis realizados por ellos mismos y por sus proveedores, que «contradicen categóricamente la información del estudio».

Además, el Ministerio de Derechos Sociales y Consumo y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, a los que OBA afirma haber presentado los hallazgos de su estudio, parecen no haber recibido ninguna notificación al respecto. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), dependiente del Ministerio de Consumo, ha declarado que «con los resultados aportados del análisis de los productos, en el caso de España, no se puede concluir que haya incumplimiento del reglamento relativo a los criterios microbiológicos aplicables a los productos alimenticios».

La ministra de Sanidad, Mónica García, ha recordado que «el problema de las bacterias resistentes a los antibióticos es un problema global«, y ha instado a todos los actores implicados a realizar un «esfuerzo colectivo» para abordar esta problemática, que la OMS ha calificado como uno de los problemas más importantes de salud.

La cría de pollos hacinados, un problema de salud

OBA atribuye la detección de bacterias dañinas y resistentes a los antibióticos en el pollo de Lidl a las condiciones de cría de los proveedores de la cadena de supermercados. Según la organización, los proveedores «crían pollos hacinados entre excrementos, lo que supone un paraíso para la propagación de patógenos».

Julia Elizalde, gestora de campañas de OBA, lamenta que la única respuesta de Lidl haya sido negar los resultados del informe. «Lidl continúa sin disponer de una política pública que evite el hacinamiento de pollos y, por tanto, el uso excesivo de antibióticos que terminan en nuestras neveras», sostiene Elizalde.

Sin embargo, Lidl ha insistido en que «las bacterias que la carne de pollo pueda contener no son consecuencia del método de cría de sus proveedores en particular, sino que representan un reto general para toda la industria de la carne avícola».

La cadena de supermercados también ha señalado que ve la investigación como una «acción para desprestigiar la imagen de la empresa con información falsa y/o no contrastada, teniendo en cuenta que los artículos supuestamente analizados son producidos por proveedores que suministran carne de pollo a una gran mayoría de las cadenas de distribución españolas».

Dada esta situación, es importante preguntarnos: ¿Cómo puede el público en general desempeñar un papel en abordar el problema global de las bacterias resistentes a los antibióticos? ¿Qué cambios, si los hay, deberíamos hacer en nuestras decisiones de compra para contribuir a una solución?